CABAIGUÁN, Sancti Spíritus.-Sin entusiasmo es muy difícil que se llegue al éxito. Más de una historia lo confirmó en la tarde de este jueves cuando el Presidente Díaz-Canel Bermúdez pudo conocer detalles de experiencias distinguidas por la eficiencia y que, como él suele plantear, deben generalizarse a lo largo del país.
Alex Raúl Castañeda, por ejemplo, no vive en otro país sino en el centro de la Mayor de las Antillas, y es uno de los once productores de avanzada en el municipio de Cabaiguán. Su finca, La Santa Gertrudis, donde tiene tabaco de capa y cultivos varios, alienta la admiración de quien camina los predios, contempla las impecables hojas verdes y siente el orden reinante -un orden que no es de ayer sino de mucho tiempo atrás y de muchas jornadas de entrega al trabajo duro.
«Ellos están bloqueados como todo el mundo; ellos logran resultados. ¿Cómo lo generalizamos?», preguntó allí el Jefe de Estado, quien visitó la finca perteneciente a la Empresa Agroindustrial Cabaiguán acompañado por el miembro del Buró Político y Secretario de Organización del Comité Central del Partido Comunista, Roberto Morales Ojeda.
Ante Alex Raúl, cuya producción de tabaco de capa es de exportación en su 70 por ciento, el Presidente Díaz-Canel enunció que estamos viendo dos tipos de personas: los que se cruzan de brazos y no hacen, y los que sí hacen. «Los que hacen falta, dijo, son los que inspiran a hacer», subrayó.
«Aquí se aprende, y uno se convence de que sí podemos», sentenció el mandatario antes de despedirse de Alex Raúl para, en el mismo Cabaiguán, ver de primera mano cómo marchan las labores de Yoandri Rodríguez Porra, un joven que tiene a su cargo cinco casas de «cura controlada» de tabaco, en la finca La Gloriosa.
Con estas casas -explicó el campesino emprendedor- son 21 los días que hacen falta para curar. De otra manera, detalló, el proceso duraría de tres a cuatro meses. Entre otros recuentos asombrosos, Yoandri contó al Presidente Díaz-Canel que paradójicamente, en medio de la COVID-19 en el año 2022, su finca logró 40 000 quintales de cultivos varios. Lleno de orgullo mostró a los visitantes cada recinto de su universo; habló sobre la estabilidad de sus trabajadores; y compartió su motivación por desarrollar alguna promoción, alguna propaganda sobre todo lo que produce la finca.
A él no le desvela la cantidad de lo que produce sino lograr una hoja de tabaco con la mayor calidad posible. Así lo dijo al mandatario, quien se despidió del exitoso productor para llegar hasta el negocio familiar «Laminados Concepción», ubicado en el mismo municipio, y que produce las finas capas de cedro que van dentro de las cajas de tabaco.
«Yo soy tecnólogo», dijo a Díaz-Canel el socio principal de la Mipyme, quien construyó cada máquina de la cual nacen las finas láminas de madera y otros objetos. Fue él quien también resolvió el problema de la disponibilidad de agua en el poblado circundante, al colocar un tanque de grandes dimensiones en medio de la comunidad.
Por lo anterior, cuando el Jefe de Estado salió de la gran nave donde se corta el cedro, expresó a los pobladores: «¿Cómo les va con este proyecto de desarrollo local? Es impresionante lo que hacen ellos…».
Y como el entusiasmo y su consiguiente éxito no son privativos de determinadas formas en que la producción se organiza, Díaz-Canel tomó rumbo a la Refinería de Petróleo «Sergio Soto», donde hay emplantillados 270 trabajadores que siempre prefieren que la fábrica esté en movimiento.
Allí se refina crudo nacional. El desvelo de todos es que ese componente nunca falte, para hacer líquido asfáltico y otr