La Habana, 18 ene.-En Cuba están surgiendo nuevos emprendimientos que producen alimentos sanos, aportan ingresos y empleos, favorecen necesidades de personas con diversas condiciones de salud e incentivan nuevos hábitos dietéticos y una adecuada nutrición.
Pero esos negocios privados encuentran innumerables desafíos en un país con una deficitaria producción agropecuaria, elevados precios y algunos hábitos alimentarios que conspiran contra la salud y calidad de vida de las personas.
Harinas artesanales a base de banana, yuca (mandioca), arroz y coco, libres de gluten, distinguen a Bacoretto, un emprendimiento familiar ubicado en el municipio de Guanabacoa, uno de los 15 que conforman La Habana.
“Cubrimos una necesidad específica como el suministro de harinas sin gluten, sustitutas de la de trigo. Nuestra producción alcanza alrededor de 100 kilogramos anuales. Benefician a una veintena de personas celíacas, diabéticas e hipertensas”, explicó a IPS el director del proyecto local, Gabriel Pérez, de 38 años.
Diseñador gráfico y director creativo de profesión, Pérez explicó que Bacoretto nació en agosto del 2022 en los predios de la finca familiar de unos 800 metros cuadrados, y hoy brinda empleo a ocho personas, cinco de ellas mujeres.
A excepción de la molienda, los restantes procesos de elaboración son artesanales. El secado de las frutas y tubérculos utiliza únicamente la energía solar o la temperatura ambiente, precisó.
Cada vez más personas conocen de alimentos saludables y los demandan. Quizás en algunos casos el precio no sea lo suficientemente asequible. Hay que perfeccionar el proceso productivo, aprovechar capacidades, mejorar rendimientos y lograr que estos productos también se conviertan en identitarios”.
Ricardo Fernández
“Partimos de una necesidad, conservar la comida durante más tiempo. Pensamos en la deshidratación de alimentos de la finca para autoconsumo, hasta que llegamos a las harinas. Enviamos excedentes a amistades que son chefs quienes nos estimularon a seguir produciendo por su calidad, textura y sabor. Así nació la idea del negocio”, recordó Pérez.
Además de galletas, “con las harinas, elaboramos productos horneados como panes, wafles, panetelas, una parte de los cuales comercializamos. También aprovechamos al máximo los subproductos de las cosechas: obtenemos leche de coco, así como vinagre con las cáscaras”.
Aunque la capacidad de producción es pequeña, Pérez sostuvo que “somos útiles a la comunidad. Todas las personas pueden acceder a nuestras ofertas, si bien aquellas con celiaquía son quienes más demandan, porque pasan muchísimo trabajo para consumir sin gluten”.
A juicio del emprendedor, existe mucha información pero “no siempre se les brinda a las personas la posibilidad de conocer sobre alimentos sustitutos y quizás, con mejores aportes nutricionales. Es complejo cambiar el paradigma”.
Contexto
Desde octubre de 2022, Cuba dispone de una Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional, de importancia estratégica dentro del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030.
El gobierno de la isla ha definido la producc