MIAMI, Estados Unidos. – Los arrecifes coralinos de Cuba, estructuras geológicas sólidas de origen biológico que cubren la matriz rocosa de algunos fondos marinos tropicales y subtropicales, enfrentan un futuro incierto. En la mayor de las islas del Caribe, estos ecosistemas, ricos en diversidad y color, se encuentran en un momento crítico debido a múltiples factores ambientales y humanos.
Los arrecifes cubanos, formados por corales pétreos, esponjas, gorgonáceos, ascidias, algas, y una rica fauna de peces e invertebrados, se extienden a lo largo de aproximadamente 3.200 km del borde de la plataforma marina de Cuba, representando más del 98% de esta. Presentan una gran variedad de estructuras como crestas, promontorios, barras alternadas con canales de arena, y tapizan cantos y terrazas rocosas. Sin embargo, estos sistemas vitales para la biodiversidad y la economía marina están bajo una amenaza constante.
En zonas como el Arrecife de Baracoa y Cayo Media Luna, se han registrado eventos de blanqueamiento coralino, un fenómeno preocupante que señala el deterioro de la salud de los corales. Esto se ha visto exacerbado por episodios de estrés térmico, como los ocurridos en 1995 y 1998, cuando se registraron temperaturas extremas que provocaron la expulsión masiva de zooxantelas (algas simbióticas) de los corales, llevando a su blanqueamiento y posterior muerte. Este fenómeno se ha observado en diversas regiones del archipiélago cubano, lo que indica un problema ambiental más amplio.
Los arrecifes después de 2008, especialmente en el extremo occidental como el Parque Nacional Guanahacabibes, han mostrado una mejor salud a pesar del impacto de huracanes como Gustav e Ike. Este parque nacional es