SAN LUIS POTOSÍ, México.- La pobreza en Cuba es real y muchos, al borde de la desesperación, se han visto obligados a cometer actos extremos para aliviar su situación. Un niño de primaria robó una merienda a otro.
El hecho, que no parecería grave en cualquier otro contexto, en Cuba se vuelve objeto de discusión y en noticia viral. El niño no sustrajo un elaborado manjar: tomó del otro un pan con aceite y sal y una botella con agua y azúcar.
El pasaje, contado por el actor y humorista Ulises Toirac en sus redes sociales, refiere que la maestra del salón, luego de recibir la queja del niño afectado por el robo, hizo abrir todas las mochilas para encontrar el alimento. Así se lo transmitió a Toirac una amiga, cuya hija comparte aula con los dos implicados en el caso.
El desenlace de la historia viene a coronar esta desgarradora escena: el niño que hurtó el pan al otro debió confesar el crimen.
“Anoche no comimos en mi casa y quería llevarle algo a mi hermanita”, fue su defensa.
La situación, irónica, refleja un contexto de pobreza generalizado. El niño que no pudo comer le roba la merienda a otro que tampoco tiene mucho que ingerir, como demuestra el contenido de su preparación: pan, aceite, agua y azúcar.
La anécdota no consigna fecha ni escuela. No hace falta. Tampoco expone lo