Imbuidos por el espíritu de la consigna que acompaña las celebraciones por el aniversario 65 («Esta es la Revolución»), y animados por las multitudes que recibieron (sobre todo en las paradas) a la Caravana de la Victoria, los ministerios del Transporte y de Ganancias y Precios dictan el presente anexo a las medidas anunciadas como merecido regalo al estoicismo de nuestro pueblo.
Las gratuidades (ese logro de los primeros años que nos situó en la avanzada de los gobiernos más benévolos, pero que hoy nos coloca a la saga de los que lo cobran todo) hay que eliminarlas. De ahí que miremos con preocupación el incremento en calles y carreteras cubanas de ese fenómeno conocido por autoestop, que consiste en pedir traslado a los automovilistas sin remuneración por medio. En los últimos años, como parte de las distorsiones económicas, muchos ciudadanos, aún a riesgo de sus vidas, y billetes en mano (vaya usted a saber la procedencia de estos), obstruyen la circulación y crean un bache considerable en el presupuesto del Estado. De ahí que a partir del mes de febrero será obligatorio, para todos los que lo practican, y para aquellos conductores que lo consienten, pagar el correspondiente impuesto por eludir la seguridad que aporta el transporte interprovincial con los recientes precios.
Conscientes de la preponderancia de choferes del género masculino y de que e