Hola mis estimados lectores, como cada miércoles vengo a hablarles sobre los desafíos presentes en el ciberespacio. En esta ocasión presentamos otro de los ataques más comunes y que llevan ejecutándose hace varios años, me refiero a los ataques de denegación de servicio (DoS, según el acrónimo en idioma inglés de Denial of Service).
Los ataques de denegación de servicio son una forma de ciberataque que tiene como objetivo impedir que los usuarios accedan a un sistema o servicio informático, ya sea ralentizándolo o bloqueándolo por completo. Estos ataques pueden causar graves daños a las empresas, instituciones y organizaciones que dependen de Internet para ofrecer sus productos o servicios, así como a los usuarios que los consumen.
Los ataques de denegación de servicio se realizan mediante el envío de una gran cantidad de solicitudes o paquetes de datos a un servidor o dispositivo objetivo, de forma que se sature su capacidad de procesamiento o de ancho de banda y no pueda responder a las solicitudes legítimas. Desde un punto de vista más académico, a medida que el servidor es inundado con más paquetes del Protocolo de control de transmisión/Protocolo de datagramas de usuario (TCP/UDP) de los que puede procesar, este puede bloquearse, los datos pueden dañarse y los recursos pueden desviarse o incluso agotarse hasta el punto de paralizar el sistema operativo. Estos ataques pueden afectar a diferentes capas del Modelo de Interconexión de Sistemas Abiertos (más conocido como Modelo OSI), desde la capa física hasta la capa de aplicación.
Una variante más sofisticada y potente de los ataques DoS son los ataques de denegación de servicio distribuido (DDoS), que implican el uso de una red de computadoras infectadas con un software malicioso que actúan como bots o zombis, controlados por un atacante remoto. Estas computadoras envían simultáneamente solicitudes o paquetes de datos al objetivo, generando un tráfico masivo que lo sobrecarga y lo hace inaccesible.
Los ataques de denegación de servicio pueden tener diferentes motivaciones, como la extorsión, el sabotaje, el activismo, la competencia desleal o la simple di