MIAMI, Estados Unidos. – En Cuba, la tradición del Día de Reyes, que antes se celebraba con alegría y fervor, se fue desvaneciendo lentamente. El Gobierno revolucionario se esforzó para disipar esta costumbre mientras la situación económica desafiante de la mayoría de las familias cubanas iba dejando poco espacio para festejar.
Antes de 1959, los comercios permanecían cerrados el 1 y 2 de enero. Sin embargo, la situación era diferente para las tiendas de juguetes. Los vendedores buscaban aprovechar la cercanía del Día de Reyes para aumentar sus ganancias. A pesar de sus esfuerzos, tras el triunfo de la Revolución, la afluencia a estos establecimientos fue disminuyendo paulatinamente.
Cómo llegó la tradición a Cuba
“Los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar datan del siglo VI. En España, a partir del siglo XIX comenzó la tradición de convertir la Noche de Reyes en una fiesta infantil con regalos para los niños. En 1866 se celebró la primera cabalgata de Reyes Magos en Alcoy. Esa tradición se extendió al resto del país y a las colonias de España, entre ellas Cuba”, recuerda el historiador y periodista Dimas Castellanos.
“En Cuba, copiada de España, la tradición dice que los regalos de Navidad a los niños los traen los Reyes Magos la noche del 5 al 6 de enero. Días antes, los niños deben entregar una carta a los padres enumerando los regalos que quieren. Estos supuestamente hacen de mensajeros y se las entregan a los Reyes Magos. En esta carta, los niños también mencionan los méritos que han acumulado a lo largo del año para ser merecedores de tales obsequios”, agrega el historiador.
Una lucha contra la tradición
Parte del plan inicial del régimen castrista consistía en la eliminación de los llamados vestigios del pasado: las tradiciones de carácter religioso tenían sus días contados.
“La Revolución no triunfa el 1 de enero, sino el 5. Pero Fidel Castro aprovechó que [Fulgencio] Batista se fue en ese momento y dijo que era el triunfo de la Revolución; así ya tenía las celebraciones por fin de año y 1 de enero aseguradas. Con el tiempo ya la gente no esperaba el fin de año, sino el aniversario del triunfo de la Revolución”, comenta Pedro Acosta, periodista y activista de derechos humanos.
En los primeros años de la Revolución, y al estar tan arraigada, el Gobierno se vio prácticamente obligado a mantener la tradición. Sin embargo, la venta de juguetes no quedó exenta al racionamiento que sufriero