LA HABANA, Cuba. – Desde regular por decreto el precio del pollo en las mipymes, eliminar exenciones de impuestos, hasta intervenir el mercado cambiario informal (donde único se encuentran los dólares que usan los dueños de negocios para importar sus productos) son algunas de las “nuevas medidas” anunciadas por el régimen cubano para asfixiar al “sector privado”, es decir, para intentar “corregir distorsiones” que, según ellos, no estaban en el “diseño original” del paquetazo del otrora “genial” Marino Murillo.
Una vez más hacen la misma jugada tramposa del “cambio de reglas” y una vez más los mismos “inocentes” de toda la vida reaccionan como si de verdad los tomaran por sorpresa, a pesar de que muchísimo antes de “ordenamientos” y “reordenamientos” ya la memoria popular (que no olvida la “rectificación de errores” ni lo ocurrido con el “mercado libre campesino”) prevenía del zarpazo (otro más) a la iniciativa privada porque de eso se trata desde enero de 1959.
Los nexos del régimen comunista con el llamado “sector privado” jamás han sido otros que no sea esa tóxica relación de interés-ambición-odio donde el “amor” apenas es la etiqueta publicitaria de un puente (como el de Carlos Lazo) por donde no esperan a que llegue otra cosa que no sea el “odioso” dólar que tanto aman.
Las expropiaciones de los primeros años de Fidel Castro en el poder han sido una constante que, de acuerdo con la época, adquirieron la máscara que más apropiada le fuera, y así lo que no llegó a ser arrebatado con la violencia de la llamada “ofensiva revolucionaria” luego pereció bajo cualquier otro pretexto en forma de ley o decreto, incluso de “voluntad popular”, sobre todo cuando de cierto modo el pacto político se rompía, distorsionaba o expiraba.
En los planes del régimen lo individual, lo privado, apenas existe solo si lo beneficia en sus propósitos. Y se le tolera estar por encima de leyes y decretos hasta tanto ese “libertinaje” no se les transforme en un problema, como sucedió en su momento con el “amigo” chileno Max Marambio que, por cierto, fue quizás el caso más mediatizado de un “empresario extranjero corrupto” en Cuba pe