*Por Henry M. Rodríguez
En Latinoamérica históricamente ha habido una clara injerencia de las fuerzas militares en la seguridad interna de los países, lo cual incide en el funcionamiento del orden democrático. En el caso de las fuerzas de policía, se critica su formación y actuación militar, sin que signifique que con esto se esté asumiendo algún tipo de rol propio de las fuerzas armadas.
Tomando como referente el artículo Militarización de la Policía y Policización de las Fuerzas Militares. Revisión del fenómeno a nivel internacional y nacional, una investigación para la Policía Nacional de Colombia de los expertos William Guillermo Jímenez y Juan Pablo Turizo, esto obedece principalmente a factores internos de manejo del orden público para el caso de los militares, a la organización militar de la Policía desde sus orígenes y a cambios en la concepción acerca de la seguridad y la soberanía de los Estados.
Es prudente recordar que las fuerzas militares en el mundo están destinadas a conducir operaciones orientadas a defender la soberanía, la independencia y la integridad territorial, mientras que los cuerpos de policía están constituidos para asegurar el mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades públicas.
Algunos países citados por los autores en el artículo de la referencia se presentan como ejemplos orientadores. Brasil, Chile, Colombia, Estados Unidos y México refuerzan la tesis planteada, mientras que Alemania ofrece un referente de éxito en el manejo de este asunto, luego de los desafortunados hechos acaecidos durante la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, es de anotar que cada caso es distinto por circunstancias de tiempo, modo y lugar. Por esta razón no podemos acudir a factores de comparación, sino que tan solo podemos delimitar la investigación planteada a las consecuencias que trae cualquiera de los dos fenómenos objeto del presente escrito.
La investigación destaca mayor relevancia en la “policización de las fuerzas militares” como un asunto que trasciende lo normal, lo legalmente establecido y la lógica de la seguridad. En esto coinciden expertos en el tema, que aclaran, primero, que no es función de los militares la seguridad interior, y, segundo, que la policía debe hacer lo necesario para garantizar el cumplimiento de su deber constitucional; esto, en la práctica, implica entrenamiento y equipo especial.
Aunque no es norma general en los países democráticos, es importante considerar otros aspectos de suma trascendencia como es la protección de los derechos humanos en atención a los tratados y convenios suscritos. El informe señala que “las fuerzas armadas se rigen por una lógica de guerra; su función implica un fuerte uso de la fuerza, que es difícil de limitar y que, por tanto, es inadecuado para lidiar con conflictos internos”. Esto implica apego a la normatividad existente a riesgo de causar graves consecuenci