Cada 16 y 17 de diciembre, víspera y celebración de San Lázaro en el santoral católico, los devotos del milagroso Babalú Ayé, como se le conoce en la religión yoruba, llegan hasta El Rincón, en Santiago de Las Vegas, para ponerle ofrendas y rogar por su bienestar.
“Durante muchos años hubo determinadas complicaciones para poder llegar hasta allá, pero ya después que se liberó la fe, inclusive la propia policía y las entidades del gobierno preparan condiciones para que las personas puedan participar de la tradición”, dijo a Martí Noticias el sacerdote de Ifá Lázaro Cuesta Valdés, de la independiente Comisión Organizadora de la Letra del Año Miguel Febles Padrón.
“La iglesia católica venera el San Lázaro Obispo, pero, en Cuba, hay una mezcla, un poco de católico con un poco de lucumí y, como la población también es un poco mixta, el 17 de diciembre se ha convertido, prácticamente, en una fiesta nacional”, indicó.
El fervor por el Babalú Ayé de las religiones sincréticas no se queda solo en rezos. Sus fieles hacen peregrinaciones, arrastran piedras encadenadas a sus tobillos, caminan de rodillas o se arrastran por el suelo y llevan ofrendas.
Este año, las jornadas de tributo al santo, la víspera y la celebración, se han visto dificultadas por las intensas lluvias, pero los creyentes han considerado las condiciones del tiempo como un obstáculo más en su camino de calvario para venerar al santo.
“Aquí ha habido temporales de agua, temporales de frío y jamás se ha dejado de hacer la tradición. La gente va bajo aguaceros, con un frío que tiembla la tierra, cuando había