Pablo de la Torriente Brau. Foto: Archivo.
Cuando Fausto le vendió su alma al diablo, decían que vino el caos. La literatura daba a entrever diferentes maneras de entender la realidad de este mito.
Pueden muchos pensar que Fausto hizo esto para tener la eterna juventud y una vida de placeres, haciendo culto al hedonismo más vacío.
Pero, a pesar de que al diablo se le ha adherido el significado del “mal”, tampoco debemos olvidar que fue un ángel que Dios expulsó del paraíso por desobediente y oponerse a su poder absoluto. El ángel caído.
La estructura clerical se ha encargado de satanizar en el ángel caído todo lo que representa el mal, cuando simplemente fue un personaje que se reivindicó. Tampoco sabemos si en los primeros tiempos de la religión el discurso era este. La palabra de los primeros cristianos se ha tergiversado mucho con malas interpretaciones de las escrituras y con las personas que se erigieron en nombre del negocio que llegó a representar la iglesia y sus diferentes inquisiciones a lo largo de todos los pasados años.
Satanizar siempre ha estado de moda. Es más, ahora el todopoderoso mundial es el capitalismo. Si te opones a sus leyes, a sus doctrinas y a la democracia que ellos han inventado, no dudes que entrarás en la lista de