LA HABANA, Cuba. – “Mientras los cubanos se preparan para fin de año…”. Así lo dijo Humberto López, sin ruborizarse, mientras intentaba convencernos de que un grupo de influencers se preparaba para una “invasión terrorista”, y todo por el hallazgo de una moto acuática y un par de pistolas.
Es demasiado ridículo todo para dedicarle nuestra atención, pero debo confesar que, horas antes, el anuncio de un “programa especial” del Ministerio del Interior me puso algo ansioso por la “novedad”, más cuando hay demasiados silencios y misterios en el ambiente —sobre todo alrededor del caso del más reciente espía “descubierto” por el FBI—, sin embargo, en cuanto vi salir al “personaje” en pantalla, aún sin decir lo del “fin de año”, ya el circo se hizo evidente.
Hubiera sido algo creíble si, en vez de mostrar las fotos del “buque de guerra” y del “arsenal bélico”, al menos nos hubieran enseñado imágenes de cómo, en medio de tanta miseria, desabastecimientos, abandonos e incapacidad de las autoridades, en verdad se preparan los cubanos para saltarse la Navidad y las fiestas por el año nuevo, porque solo con eso sería suficiente para saber, de manera definitiva, quiénes son los verdaderos terroristas.
¿De qué preparativos habla Humberto López cuando una pierna de cerdo supera los 10.000 pesos y un pavo congelado cuesta 15.000, es decir, varias veces el salario mensual de cualquier médico, por no hablar de personas que ganan muchísimo menos, incluidos los comentaristas y presentadores de la televisión, que pena dan por lo mal que visten y lo mal alimentados que lucen?
¿Por qué en vez de perder el tiempo, hundiéndose aún más en el descrédito y la desaprobación popular, no le dedican un “programa especial” a analizar por qué en realidad habrá millones (porque ya no se trata de miles) de cubanos y cubanas que no podrán cenar ni festejar en estos días finales de 2023 porque, aun trabajando más de 40 horas a