LA HABANA, Cuba. — Se inauguró con bombo y platillo el pasado 8 de diciembre la 44° edición del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, que se extenderá hasta el próximo día 17.
Resulta paradójico que estos festivales de cine, que se iniciaron en 1979, se celebren en una ciudad en la que apenas hay instalaciones cinematográficas.
En La Habana, de los más de 130 cines que existían en 1959, solo quedan en pie 22. Solamente funcionan los cinco cines del circuito de la calle 23, y uno en el Nuevo Vedado, ubicados todos en el municipio Plaza de la Revolución. De ellos, solo dos tienen programaciones, en horarios limitados, algunos días de la semana.
Esos cines son: Cinemateca de Cuba (el antiguo cine Atlantic), 23 y 12 (antiguo Astor), Riviera, Yara (antiguo Radiocentro y antes Warner) y La Rampa. El otro, en Nuevo Vedado, es el Acapulco, que fue el último cine construido antes de 1959 (después de ese año no se construyó ninguno más en La Habana).
En el resto del país hay varias salas cinematográficas en las capitales de provincias. Todas esas salas fueron construidas antes del triunfo de la Revolución. Solo en algunas ciudades y pueblos del interior se edificaron algunos cines pequeños después de 1959.
Para la celebración de los festivales del Nuevo Cine Latinoamericano se creó en la finca donada por las hermanas Loynaz (Dulce y Flor), en La Coronela, Marianao, la Fundación Glauber Rocha.
Otros cines importantes que se mantienen en pie, aunque ya no se usan como cines, son el Astral, ocupado ahora por la em