En esa vocación humanista tremenda de la Revolución Cubana está sin dudas el pensamiento de Fidel. Su obra, su guía y quizás la materialización más completa de un ideario que tuvo siempre en el centro a la dignidad plena del hombre se concreta en los cambios que sostuvieron al Sistema Nacional de Salud después de 1959.
Cuando se rinde homenaje al Líder de la Revolución en el séptimo aniversario de su desaparición física; y se está a las puertas de celebrar el Día de la Medicina Latinoamericana, es imposible no recordar que fue su ética y aspiración de justicia social, el motor impulsor para el desarollo de la Salud Pública en Cuba, un país que había heredado de los años de tiranía las tasas más bajas de cobertura de médicos por cantidad de habitantes y las más altas de mortalidad materno-infantil, de parasitismo, escasa dotación de camas en centros sanitarios, así