En medio de la prolongada crisis económica que padece Cuba, hablar de inflación es llover sobre mojado. En septiembre, vivió una aceleración en términos mensuales, y creció un 1,6 % con respecto al mes precedente, de acuerdo con las estadísticas oficiales.
La isla cerró el noveno mes del año con un Índice de Precios al Consumidor (IPC) de 330,31, según el más reciente informe publicado por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), que ubica en 325,12 el registro de agosto.
La cifra extiende la tendencia al incremento, aunque establece un valor moderadamente menor en la comparación interanual, como hace notar el economista Pedro Monreal en su cuenta en Twitter.
No obstante, en su publicación el experto no dejar de señalar que durante todo 2023 este valor se ha mantenido sobre el 37%.
1/11 La inflación oficial se aceleró en términos mensuales en septiembre de 2023 en Cuba y ha tenido una tendencia moderadamente decreciente a nivel interanual, aunque superior a 37% en cada mes del año 2023. Es preocupante el cambio en el formato del informe mensual oficial pic.twitter.com/kshZZNe5lq
— Pedro Monreal (@pmmonreal) October 19, 2023
El documento de la ONEI permite conocer la variación promedio experimentada por los precios de una canasta de bienes y servicios, representativa del consumo de la población en un período determinado. Sin embargo, al mismo se le señala la incapacidad de medir los precios en la compra-venta de productos en el mercado informal, menos estables y notablemente superiores.
Los más recientes cálculos señalan las mayores aumentos en productos como el café, los granos y los huevos, y fijan un crecimiento para otros, entre los que se incluye la manteca de cerdo, el aceite comestible, la carne de ave y el aguacate.
Según el informe, el mayor impacto de la variación de precios se mantiene ocurriendo en los alimentos y bebidas no alcohólicas, seguido por los de los restaurantes y hoteles.
En su publicación, Monreal llama la atención sobre el cambio que ha experimentado el formato del reporte de la ONEI, y apunta al “reforzamiento de un relato oficial simplista y carente de autocrítica