Hoy aprovecho la ocasión, en el marco de la Jornada por La Cultura Cubana, aunque me aparte un poco de mi trabajo, para darle respuesta a un lector que me escribió preguntándome si yo era la misma persona del Museo de la Guayabera, en Sancti Spíritus. Y en verdad, sí soy la misma Mayra, que ideó hacer un museo de la guayabera en Sancti Spíritus con el objetivo de apoyar un proyecto comunitario que se gestaba en el barrio de Jesús María del municipio espirituano. Proyecto que tuvo premio CIERI, donde les fue entregado un grupo de equipos para su trabajo con el barrio, entre ellos máquinas de coser para hacer un taller y que las mujeres del lugar pudieran trabajar en la comunidad, equipos de audio para las actividades, y creo que hasta una computadora.
Pensé que con el museo se afianzaría el proyecto y tuviera nuestra provincia algo valioso, ya yo no vivía allá, pero hacía justicia a esa provincia de donde salió la guayabera y se dispersó por el país llamándose de diferentes formas, trochana, camagüeyana, habanera…, y por el mundo. Se entretejen muchas historias y quizás muy lejos de la verdad, ya que una prenda tan popular es muy difícil de puntualizar como surgió: Que si por unas guayabas en el bolsillo, que si un señor le pidió a la mujer que hiciera una prenda así y así. Pero de lo que si estoy segura que es una prenda “elegante y fresca”, muy propia para nuestro clima, que se adapta a nuestra manera de sudar, como decía el poeta Nicolás Guillén.
Las dos primeras guayaberas con las que fomenté el museo fueron de José Ramón Fernández “El Gallego” y Harold Gratmage, el musicólogo y compositor, quienes las donaron, con gran entusiasmo. Pero no tan solo la colección de guayaberas reviste importancia, cada prenda era acompañada por una carta de entrega y firmada por la persona que hacía la donación, así como fotos de las entregas en el municipio de Sancti Spíritus.
Cuando ya había entregado una cifra numerosa y de figuras importantes, entre ellas la del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, y en reunión con Acebo, primer secretario del PCC en la provincia, en el salón de reuniones de la Asamblea la Municipal del Gobierno, donde participaban además los presidentes de las asambleas provincial y municipal, el secretario del partido en el municipio y el secretario UJC, y otras figuras de la provincia y el municipio, le hice la petición de un local para el Museo de la Guayabera: la primera propuesta fue el local que ocupaba la Emisora Radio Sancti Spíritus, que denegué por estar en altos, y es cuando me hacen otra propuesta de la Quinta Santa Elena, la acepté con el objetivo de hacer una gran área expositora, un taller para confeccionar dicha prenda y comercializarlas. Y propuse que se llamara Vilma Espín, la persona que más hizo por esa prenda, con la creación de las Casa Quitrín, esto con el consentimiento de la familia, y solo debía ser propuesta por la FMC en la provincia.
Entonces el Secretario del Partido dijo que se lo comunicara al director del Museo de Historia Provincial de Sancti Spíritus donde se había depositado la Colección de Guayaberas, que sumaban ya más de 150 prendas. Para lograr esto, tuve el apoyo de muchos compañeros que al ver mi interés y mi empuje, también hicieron suyo el proyecto y me ayudaron entre ellos Rogelio Polanco Fuentes, el representante del movimiento hostosiano de Puerto Rico en Cuba, funcionarios de la Embajada de Brasil en Cuba, miembros del cuerpo diplomático de Cuba en el exterior, entre otros, porque fueron muchos los que me apoyaron y confiaron.
Siempre se me quedaron guayaberas pedidas que no llegaron a tiempo, la de Oscar Niemeyer de Brasil; Ramón Puig, el gran promotor de la guayabera, el nombrado en su época “Rey de la Guayabera en Cuba”, hijo de Zaza del Medio, quien se sintió muy entusiasmado en Miami cuando conversé con él y le pedí una guayabera; la del ex presidente James Carter, quien mandó a Cuba una asesora para informase sobre los detalles del museo y se entrevistó conmigo en el Hotel