MADRID, España.- El actor Carlos Luis González, un rostro muy popular entre el público cubano, no dio sus primeros pasos en el mundo del arte desde la actuación, sino desde la música, una profesión a la que también le hubiera gustado dedicarse.
Su primer gran papel en televisión llegó con la telenovela Oh, La Habana. Sus ya dos décadas de carrera incluyen personajes en las aventuras Los tres Villalobos, la novela Tierras de fuego y la serie policiaca Uno, entre muchos otros.
Sobre todo ello, proyectos y la vida actual de un actor en Cuba, conversa con CubaNet Carlos Luis, quien en los últimos tiempos ha tenido que reorientarse hacia las redes sociales, donde colabora con negocios como Cuballama, para mantenerse profesionalmente activo.
—Tus inicios en el mundo del arte estuvieron relacionados con la música. ¿Cómo y cuándo te decides por la actuación?
—Yo me inicio en la música desde muy pequeño, con nueve años, en la iglesia metodista de calle 25 en El Vedado. Un amigo, que era el baterista de la iglesia, fue la persona que me dio el ABC de la percusión, de la batería. Después empecé a tocar en la iglesia. Incluso llegué a vincularme al mundo profesional, tocando con muchísimos músicos. Y la actuación llega también en la iglesia, con obras de teatro que se hacían, sobre todo para Navidad.
Tenía amigos en la misma iglesia que ya estaban vinculados a grupos de teatro profesionales. Fueron precisamente ellos los que me hablaron de la Casa de la Cultura de Plaza, en Calzada y 8, y ahí fue donde trabajé por primera vez en un grupo de teatro, el García Lorca, dirigido por Villasusa. Luego trabajé con el maestro Humberto Rodríguez, en el grupo Olga Alonso, y ahí estuve aproximadamente un año.
Después me acerco, en la misma Casa de la Cultura, al grupo Avellanada, con la maestra Ana María Paredes. Y ahí sí estuve un buen tiempo. Fue Ana María una de las personas que me empezó a meter el bichito de “prepárate para las pruebas del ISA, estudia en una academia”. Hubo otras personas también que estuvieron directamente relacionadas con ese interés mío, como Lieter Ledesma, que me ayudó muchísimo en aquel momento. Y entonces hice las pruebas para entrar al ISA.
—¿Cuál fue tu primer gran trabajo y cómo lo recuerdas?
—Ya en el ISA, estando en primer año, llega mi primer trabajo profesional y mi primer personaje dramático en la televisión, en el teleplay Dos en busca de una. Muy pequeñito, pero fue mi primer trabajo. Y ya después vino la película Habana Blues, también en primer año. Y a partir de ese momento empezaron a despuntar varios proyectos. Vino como tal el inicio de mi carrera profesional como actor, con la telenovela Oh, La Habana, dirigida por Charlie Medina, y ahí fue mi primer gran personaje en la televisión.
A mí me hizo mucha ilusión poder trabajar bajo la dirección de Charlie Medina, que tenía una trayectoria como director súper interesante, con trabajos que a mí me gustaron muchísimo en una etapa de su vida que estaba trabajando en Colombia. Y que me diera la oportunidad de poder interpretar un personaje en su telenovela, además un personaje que era muy afín a mí porque que era un músico, particularmente baterista, que era el instrumento que yo había estudiado, para mí fue un regalo doble.
Después de Oh, La Habana vinieron las aventuras Los tres Villalobos, dirigidas por Miguelito Sosa, un director que partió demasiado pronto, y al que le tengo un cariño especial y tuve la dicha de filmar con él en todo lo que él hizo a partir de los Villalobos.
Luego hubo una etapa de cinco o seis años en que yo no paraba y realmente fue muy bonito, entre otras cosas porque también tuve la oportunidad de trabajar con directores y actores de primera línea que yo siempre respeté y admiré; que un buen día los tenía sentados al lado mío y me hicieron sentir más que un colega de trabajo, un amigo, y eso para mí fue muy importante.
—¿Por qué personaje crees que te recuerda más el público?
—La gente me recuerda con mucho cariño por el personaje de los Villalobos, por el personaje de Julio en la telenovela Tierras de fuego, pero yo creo que sin duda con el personaje con el que la gente más me identifica es con Álex de la serie Uno.
—Personaje más difícil que has interpretado
—Mira, en un momento en que yo estaba rodando una de las temporadas de Uno, el maestro Carlos Celdrán me llamó para trabajar con él en el espectáculo Mecánica, una adaptación magistral de Abel González Melo a Casa de muñecas, de Henryk Ibsen. Cuando Carlos me llama fue lo más grande, porque él para mí es un paradigma. Pero me pasó que, después de tantos años trabajando en televisión y cine, sin volver a hacer teatro, me costó muchísimo insertarme en la dinámica del teatro que tiene su propia técnica. Ya después con un entrenamiento con Carlos se logró el resultado que tuvo la obra, pero en un principio me costó muchísimo.
—¿Cuál dirías que ha sido el momento más gratificante de tu carrera?
—Momentos gratificantes hay muchos. Ha habido momentos muy lindos durante estos 20 años, pero hay una historia que he contado en distintos momentos. Una vez caminando por La Rampa, en El Vedado, se me acercó un señor mayor y me dijo “tú eres Machito Villalobo”, y le dije “sí, sí”, y el señor me miró y me dijo: “sabes, ya yo me puedo morir, porque yo desde niño siempre escuché en la radio a los Villalobos. Y siempre quise conocerlos”. Fue tan bonita la manera en que me abordó aquel señor, en que me contó la ilusión que tenía desde pequeño, y de pronto yo fui la persona que le regaló ese momento.
—El más difícil…
—Yo pienso que uno de los momentos más difíciles de mi carrera fue cuando se canceló la serie Uno. La serie Uno no se terminó, la última temporada no se pudo llevar a cabo. Teníamos mucha ilusión cuando terminamos lo que fue la última temporada que se transmitió, pero había una última, ya en proceso de terminar de escribir que para mí iba a ser la mejor de todas, porque entre otras cosas iba a cerrar un ciclo importante de estos personajes.
Se quedó totalmente inconcluso, no se supo nunca que pasó con sus personajes. Y para todos, realmente fue triste que no se pudiera terminar la serie como se merecía después de tanta acogida del público.
—¿Cómo te enfrentas a un nuevo personaje?
—Los actores tenemos cada uno diferentes maneras de interpretar y cada uno tiene, como se dice coloquialmente, su librito. A mí, por ejemplo, me gusta vincular mucho el proceso de creación con la música, encontrar psicológicamente qué música mueve a este personaje. Lo otro es que siempre tenemos ahí de alguna manera un banco de información reservado en la cabeza de cómo pudiera ser tal personaje si un día nos toca y muchas veces recurres a ese banco de información y empiezas a construir. Pero los personajes siempre parten de Carlos Luis, y a partir de ahí empiezo a desmembrar para poder construir el personaje.
—¿Qué podrías decir sobre la vida de un actor en Cuba actualmente?
—En estos momentos la vida de los actores acá es realmente muy complicada. Cada vez se produce menos. Cada vez