La Habana, 12 oct.- Para emigrar a Estados Unidos y concretar la aspiración de una vida mejor, Ana Iraida vendió casi todas sus pertenencias, incluido el apartamento que, hasta su partida, la salvó de la incertidumbre de vivir alquilada en Cuba, país con una irresuelta deuda habitacional.
“El apartamento en La Habana lo heredé de mi abuela materna, quien falleció en 2015. Era pequeño, pero confortable. Lo vendí en 6000 dólares para pagar documentos, trámites y el pasaje”, señaló a IPS esta filóloga, quien al igual que el resto de las personas que brindaron su testimonio, solicitó omitir su apellido.
Desde la ciudad estadounidense de Houston, donde ahora reside, la joven contó que, gracias a préstamos de amistades, “reuní otros 4000 dólares. Llegué a Nicaragua en diciembre de 2022 y de allí seguí por vía terrestre hasta la frontera estadounidense”.
Ana Iraida aseguró que se siente “afortunada” de haber tenido una vivienda, “amueblada y en buenas condiciones”, con la cual sufragó gastos. Advirtió que otros “la tienen más difícil al carecer de techo propio”.
“Está siendo difícil vender, porque mucha gente quiere emigrar, y están prácticamente ‘regalando’ las casas. También la divisa escasea y una persona con miles de dólares prefiere usarlos para irse del país”: Elisa.
En los últimos dos años se disparó la emigración desde Cuba en medio del deterioro de la situación económica interna, avivada por la covid, el endurecimiento del embargo estadounidense, la dolarización parcial, la caída del poder adquisitivo de los salarios y de las pensiones, el desabastecimiento de productos esenciales y la inflación.
También inciden los errores y dilaciones en la implementación de reformas para modernizar el país y el ineficaz ordenamiento monetario implementado en enero de 2021.
En este país de 11 millones de habitantes, en 2022 el éxodo llevó a unas 250 000 personas solo a Estados Unidos, principal nación receptora de migrantes de este país insular del Caribe, de la cual la separan 90 millas náuticas (167 kilómetros).
Para frenar la oleada migratoria, el 5 de enero el gobierno estadounidense extendió a nacionales de Cuba, Nicaragua y Haití un programa de permiso humanitario de residencia temporal, conocido como “parole”, similar al implementado en octubre de 2022 para los venezolanos y anteriormente para otras nacionalidades.
Hasta el cierre de agosto, más de 47 000 cubanas y cubanos obtuvieron ese permiso humanitario, de los cuales 45 000 ya viajaron, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos.
Uno de los requisitos de ese permiso temporal de residencia es contar con patrocinadores que sean de nacionalidad estadounidense, tengan la ciudadanía u otro estatus legal, además de contar con recursos para mantener a la persona o personas beneficiarias.
Se cambia (por parole) o se vende
En ese contexto, disponer de una vivienda propia puede ser también una oportunidad para el viaje de familias completas.
“La gente está cambiado las casas por recibir un parole. Hace pocas semanas facilité el intercambio de una casa por cinco paroles hacia Estados Unidos. Y en otro caso, con una residencia en Miramar (barrio acomodado del oeste de la Habana), las beneficiadas fueron nueve personas”, dijo Damián, un historiador quien de forma privada se dedica a la actividad de compraventa, por lo cual cobra una comisión.
Damián explicó a IPS que “residentes en Estados Unidos piden de 10 000 a 12 000 dólares por poner un parole. Según el valor de la casa es el número de personas que se compromete a respaldar para el procedimiento. Cuando se completa el trámite, se v