LAS TUNAS, Cuba. — Cual cantera de trabajos forzados y como si los niños fueran picapedreros convictos, obligados a enmendar conductas ideológicas indeseables para la llamada “moral socialista”, cada mañana en las escuelas cubanas el sistema de instrucción del régimen hace exclamar “¡pioneros por el comunismo, seremos como el Che!”.
El rito comienza en la más tierna edad (algo así como a los cinco años) en preescolar. Ya en primer grado, en el colmo del oprobio, sin importar cuál es el parecer de ellos ni su credo, maestros y comisarios políticos hacen que los propios padres enrosquen en el cuello de sus hijos pañoletas azules y rojas, cuales cadenas de servidumbre. Esa es la cantera de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), de la que a duras penas nutre sus filas el Partido Comunista de Cuba (PCC).
El pasado 9 de octubre, en recordación al Che Guevara, sólo en dos provincias 13.000 pioneros recibieron sus pañoletas: 6.000 en Villa Clara y 7.000 en Camagüey. Es esta una muestra del afán mostrado por el régimen para mantener en acción esas organizaciones de la niñez y la juventud, de las que provienen todos los generales en cargos de dirección en las Fuerzas Armadas o en el Ministerio del Interior, todos los ministros, diputados, comisarios del PCC y, en suma, todos los jefes, asesores, especialistas y empleados que integran el sistema de dirección del régimen. Así y todo, la continuidad del comunismo en Cuba es un e