En septiembre de 2021, la Empresa Municipal de Comercio y Gastronomía del municipio Plaza comenzó a reparar un establecimiento en la calle 26 esquina a 15, El Vedado, lugar en el que hace años hubo una ferretería. Dijeron que para convertirlo en una tienda donde se venderían diferentes productos a crédito.
Han pasado casi diez meses y aún no concluye el arreglo del pequeño local de aproximadamente 120 metros cuadrados. Desde el comienzo de las obras decidieron verter los escombros en el exterior del inmueble, en un área paralela a la acera de la calle 15 que coincide con la entrada de mi edificio.
Desde entonces, la montaña de escombros ha crecido para convertirse en un insalubre criadero de ratas, mosquitos, cucarachas y alimañas de todo tipo; letrina de perros, gatos y humanos; depósito de basura y hasta de animales muertos cuyo hedor nos obliga a veces a cerrar las ventanas de la casa, situación insoportable en estos meses de verano.
Hace dos semanas hablé con el administrador de la tienda, le expliqué la situación que estamos sufriendo los vecinos y le pedí que se ocupara de eliminar un foco de infección que afecta desde hace meses a tantas familias. Su respuesta no me sorprendió, pues está en la misma cuerda del tipo de explicaciones que durante más de sesenta años nos han repetido los funcionarios del Estado imposibilitados de ofrecer soluciones: «La brigada encargada de la construcción se fue y no tengo recursos para retirar los escombros, ya lo informé a mi empresa».
Este es solo un pequeñísimo ejemplo más de cómo funciona la llamada Empresa Estatal Socialista, defendida obstinadamente por un grupo de hombres poderosos que desde sus oficinas refrigeradas y pulcras nos hablan de «continuidad», empeñados en seguir imponiéndonos un modelo disfuncional que ha hundido al país en el desastre lamentable en el que se encuentra hoy.
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Esta queja ha sido enviada a LJC por Jorge Gómez de Mello.