La oferta de cigarrillos sigue resultando insuficiente, mientras las unidades comercializadoras establecen mecanismos de control para evitar el acaparamiento
Una cajetilla puede cotizarse incluso en más de 250 pesos. ¿De dónde puede salir?. (Foto: Internet)
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Los fumadores espirituanos siguen inhalando estrés. Entre la insuficiente oferta estatal y las altas cotizaciones del mercado privado, el cigarro nunca más ha poblado estantes.
La incidencia ha sido mayor en los últimos meses desde que la producción nacional entró en aprietos: “Las fábricas presentaron problemas con la materia prima y se afectó la producción en los primeros dos meses —explica Iván Padilla, director de la Empresa Mayorista de Alimentos (EMPA)—; cuando se restableció la producción no se lograron los niveles esperados, en mayo faltó cigarro y nos dieron una cifra de H. Upmann, además de que la fábrica de Trinidad produjo un poquito y nos lo vendió. En junio ha sido mejor, pero el atraso es mucho”.
Las cachadas no tienen el don de la retrospectiva y la escasez incrementó la demanda. De un plan de más de 8 066 000 cajetillas, no ha entrado ni la mitad. “La indicación que tenemos es que todo el cigarro que entre se entregue a Comercio, y el Grupo Provincial decide dónde ponerlo. Por eso los planes variaron”, apunta Padilla.
La venta por la libreta de abastecimiento busca mejor control. “En dependencia de lo que entre, se reparte por núcleo —refiere Ariel Fernández, director del Grupo Provincial de Comercio—; en junio entró para dar dos cajas de cigarro y dos tabacos y ahora se suman tres cajetillas más. Del poquito que queda se les da a las cafeterías de funerarias y hogares de ancianos. Así hay más control, pues cuando era liberado, lo cogían unos pocos y lo revendían”.
La regulación evita el acaparamiento, pero no la reventa porque quienes no fuman venden una cajetilla, que vale 10 pesos cubanos, a como se lo compre el fumador. Este mecanismo de control se aplica también en las cadenas de tiendas, donde en verdad entra muy poco.
Hoy solo los puntos de venta particulares tienen permanencia del demandado producto, a base de altos precios, pues una caja puede cotizarse incluso en más de 250 pesos. ¿De dónde puede salir?
Fuera de Comercio, “solo les vendemos a los arrendados a través de un contrato —expone Padilla—, pero las entregas son limitadas. Si queda un remanente lo entregamos a organismos con asignación tradicional como la Pesca, la Forestal, aunque no siempre se les da porque no hay”.
Y añade: “A nuestros almacenes se les ha cerrado el cerco y es casi imposible que roben. Lo que sí vemos en las redes y los grupos es que se venden ruedas y ruedas de marcas como Criollos, que aquí se ha pasado hasta dos meses sin entrar, o Titanes, que nunca más ha entrado.
“Hoy compramos en dependencia de la oferta que nos den las fábricas y del dinero que dispongamos porque hay que pagar al momento. Lo que llega tratamos de repartirlo rápido”.