Cada año, los accidentes de tránsito causan a nivel global la muerte de al menos 1.3 millones de personas y heridas graves a 50 millones, según datos de la OMS. La ONU organizó una reunión de alto nivel en busca de un compromiso político para reducir a la mitad los decesos y lesiones en las carreteras.
“Los accidentes en las carreteras son una epidemia silenciosa y ambulante”, afirmó el secretario general, António Guterres, en su intervención ante los representantes de los 193 Estados miembros de la ONU, que debatieron este jueves el camino a seguir con la meta de reducir a la mitad el número de víctimas fatales y lesionadas para 2030, un compromiso que debe quedar plasmado en una declaración política al final del evento.
“Con la declaración, los Gobiernos de todo el mundo se comprometen a brindar liderazgo y coordinación al más alto nivel para garantizar que todos los sectores de la sociedad estén incluidos en las acciones en materia de seguridad vial e impulsen políticas y medidas para reducir las muertes y lesiones”, apuntó la Organización Mundial de la Salud (OMS), agencia líder de la ONU para la seguridad vial.
Según la OMS, la declaración también exige el desarrollo y financiamiento de planes nacionales y locales con objetivos y recursos claros.
Guterres recordó que el 90% de los accidentes de tráfico ocurren en los países de renta baja y media, y que son la primera causa de muerte entre los niños y jóvenes de cinco a 29 años.
“Se trata de una tragedia más que inaceptable, puesto que muchas de estas muertes se pueden evitar”, dijo.
De acuerdo con datos de la OMS, desde la invención del automóvil han perecido en las carreteras del mundo más de 50 millones de personas, un número superior a las víctimas mortales de la Primera Guerra Mundial o de algunas de las peores epidemias.
Guterres explicó que esas defunciones tienen mucho que ver con una infraestructura pobre y falta de planificación urbana, al igual que con sistemas laxos de salud y protección social, falta de educación vial y desigualdades persistentes tanto entre los países como dentro de ellos.
“Necesitamos medidas más ambiciosas y urgentes para reducir los mayores riesgos, como el exceso de velocidad, la conducción bajo los efectos del alcohol o de cualquier sustancia psicoactiva o droga, la falta de uso de cinturones de seguridad, cascos y sistemas de retención infantil, la infraestructura vial insegura, la poca seguridad para los peatones y la aplicación inadecuada de las leyes de tránsito”, dijo el secretario general de la ONU.
Para ello –añadió– se necesitan mayor financiamiento, políticas nacionales de educación, salud y transporte seguro y sostenible, planificación urbana y respuesta a los desastres.
Etienne Krug, director del Departamento de Determinantes Sociales de la Salud de la OMS, sostuvo que “colocar la seguridad en el centro de nuestros sistemas de movilidad es un imperativo urgente para la salud, la economía y la moral. Debemos trabajar unidos para que funcionen, salven vidas y construyan calles y rutas para la vida”.
En septiembre de 2020, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución para proclamar el Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2021-2030.
La OMS y las comisiones regionales de la ONU, en cooperación con otros socios en la Colaboración de Seguridad Vial de la ONU, han desarrollado un plan mundial para el Decenio de Acción, que exige mejoras continuas en el diseño de carreteras y vehículos, en las leyes y la aplicación de la ley, y en provisión de atención de emergencia oportuna y vital para los heridos.
(Con información de Noticias ONU)