Salvador Dalí estaría exultante. Una extraordinaria exposición ha sido organizada en Barcelona en la que proponen un «viaje inmersivo», dicen que por su mente y sus obras más reconocidas. Verdaderamente surrealista.
Dalí Cibernètic se inaugurará en el Ideal Centre d’Arts Digitals de Barcelona en septiembre próximo, y aunque solemos decir ¡surrealista! a ciertos hechos o aspectos nada habituales, esta muestra resulta muy contemporánea, muy a lo Dalí.
Recordemos que Salvador Felipe Jacinto Dalí i Domènech, marqués de Dalí de Púbol (Figueras, Cataluña, 11 de mayo de 1904-Figueras, 23 de enero de 1989) se interesó siempre por los avances de la ciencia, buscando las imágenes tridimensionales, de ahí sus obras holográficas.
Pues ahora la cibernética lo logra, y ya se le debía a Dalí, más allá de visitas virtuales y manipulaciones de los cuadros, como durante el encierro de la pandemia de COVID-19 se dispararon en las redes.
Los curadores de la exposición hablaron de la inclusión de las obras más significativas de Dalí, una labor difícil, pues el Rey del Surrealismo creó miles de piezas, no solo emblemáticas pinturas, sino que se adentró en la escultura, el grabado, la moda, la joyería, la escritura e incluso el cine.
Seguramente Dalí Cibernètic será un éxito, pues el artista, extravagante en su actuar y vestir, decidido a atraer la atención, sigue teniendo miles de personas interesadas en su obra. Lo demuestran los importantes museos catalanes, el de su natal Figueras, situado en el puesto número 40 del ranking de los 100 museos de arte del mundo más visitados, y el de su casa en Port Lligat, donde conoció y se enamoró de Gala.
Ambos museos están entre los más visitados de España y forman, junto al castillo de Púbol, que compró para Gala y donde ella está enterrada, un triángulo conocido como la Ruta Dalí.
El Teatro-Museo en Figueras, abigarrado, extraño, digamos surrealista, está dedicado enteramente a sus obras, y allí, bajo la cúpula, fue enterrado. Con una entrada independiente pueden recorrerse, en sus dos pisos, la muestra Dalí. Su arte en joyas, 39 joyas de oro y piedras preciosas y los 27 dibujos y pinturas sobre papel que Dalí realizó para diseñar las piezas, entre ellas El ojo del tiempo (1949), El corazón real (1953) o El elefante del espacio (1961).
La Ruta Dalí lleva desde Figueras a la Casa Museo, en la bahía de Port Lligat, en Cadaqués, uno de los pueblos más al norte de la Costa Brava de Cataluña. Allí Dalí vivió y trabajó habitualmente desde 1930 hasta la muerte de Gala en 1982, cuando decidió instalarse en el Castillo de Púbol. Con una estructura laberíntica, todas las estancias tienen aperturas de formas y proporciones diferentes y la decoración no podía ser de otra manera, surrealista.
Salvador Dalí fue un excéntrico. Dominó todos los lenguajes del arte y se acercó a los avances científicos para aumentar las posibilidades de su discurso artístico. Ahora la técnología se acerca a Dalí y pasearemos dentro de sus obras. Verdaderamente surrealista.