MIAMI, Estados Unidos.- “Me fui por Santiago de Cuba rumbo a Jamaica y de ahí entré a Nicaragua, punto de partida de una infernal travesía que nunca olvidaré”, contó la jabalinista cubana Osleidys Menéndez a Julita Osendi, para Cibercuba, durante su primera noche en Miami.
Menéndez, campeona olímpica de Atenas 2004, llegó este domingo a Estados Unidos tras cruzar la frontera mexicana, según dio a conocer el portal digital Cubanos por el mundo.
La bicampeona mundial en Edmonton 2001 y Helsinki 2005, de 42 años y originaria del municipio matancero de Martí, contó que durante su trayecto por Latinoamérica “arriesgué mi vida, aguanté maltratos verbales pasando por adversas condiciones climatológicas, lo mismo de calor intenso que de un gran frío; sin bañarme. Fue todo un esfuerzo descomunal”, hasta que, finalmente, “pude atravesar el Río Bravo por Piedras Negras”.
A pesar de las vicisitudes, Osleidys aseguró que “cuando pisé suelo norteamericano supe que mi sueño echaba a andar. Yo soy guerrera, siempre lo he sido, y sabía que llegaría”.
Menéndez le dijo a Julita Osendi que la decisión de irse de Cuba saltaba a la vista, “porque soy una joven mujer con sueños y deseos y decidí buscar otros horizontes para luchar por mi futuro y el de mi familia. Hemos pasado mucho trabajo en esta vida”.
“El abandono de las figuras es tan habitual que nadie repara en ello. Entregas toda la vida, pones el nombre de tu deporte y de tu país en lo más alto y cuando te retiras, la gloria te la guardas en tu casa. No me dieron valor alguno; me sentí discriminada, subestimaron mi humildad, mi forma de ser”, agregó la campeona panamericana en Winnipeg 1999 y Río de Janeiro 2007.
Según la entrevista concedida a Cibercuba, Osleidys Menéndez fue recibida por una familia de su municipio, y aunque ahora mismo no tiene nada en la mano, “no pararé hasta lograr mi sueño de convertirme en entrenadora, poder trabajar con buenas condiciones y lograr resultados como los que yo tuve en mi especialidad con alumnos que quieran labrarse una carrera en el atletismo”.
La recordista mundial, conocida como “el dardo antillano” y “la diosa de ébano”, explicó que “llegar a Estados Unidos es como tirar 75 metros, una meta que me propuse y no pude alcanzar. Pero tengo los 75 metros de mi voluntad, de mi alegría, de mi decisión de vencer, de ayudar a mi familia y de ser una persona que puede materializar sus sueños”.
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