En la foto escogida, Fina parece mirar desde arriba hacia su propio ataúd con una sonrisa discreta. Rodeada de flores, como si la primavera hubiera regresado en pleno verano, descansó durante su funeral cubierta por una bandera cubana.
A su alrededor se leían mensajes «del General de Ejército Raúl Castro Ruz», «del Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez», «del Ministerio de Cultura», «del Centro de Estudios Martianos», «de sus hijos» y «de sus nietos». Así, entre amigos, familiares, colegas y admiradores, la poetisa dio su último adiós en la mañana de este martes 28 de junio, en la sede del Centro de Estudios Martianos.
Algunos de las más importantes personalidades de la cultura cubana contemporánea se reunieron para despedirse de aquella que por casi un siglo llenó de poesía y arte esta Isla. Amaury Pérez, Silvio Rodríguez, Carlos Alfonso, Graziella Pogolotti, Liuba María Hevia y Eduardo Torres Cueva estuvieron entre quienes le rindieron tributo. También estaban presente su hijo, el destacado músico José María Vitier y sus nietos.
Como suele ocurrir en esos momentos de melancolía, se recordó a Cintio Vitier, poeta, narrador y ensayista con quien Fina estuvo casada hasta que este falleció en 2009, y a Sergio Vitier, hijo mayor del matrimonio que murió en 2016.
Josefina Consuelo García- Marruz Badía, Fina, parecía no saber la grandeza de su obra y su figura. A pesar de haber obtenido el Premio Nacional de Literatura en 1990, el Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda en 2007 y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2011, por solo mencionar algunos, todo el que la conoció la describe como discreta, humilde, sin afán de buscar el reconocimiento, sino de transmitir sus conocimientos y ayudar a los demás.
Desde este 28 de junio sus restos descansarán para la eternidad en el Cementerio de Colón de la capital, uniéndose para siempre a esos tantos nombres que marcaron definitivamente la literatura cubana.