Ante las rispideces de la vida, los inconvenientes, las faltas, hay tres actitudes posibles: Nos defendemos. Es legítimo y necesario. Pero no cambia mucho la situación; Resistimos, aguantamos. Por supuesto que es válida y necesaria. Pero el cambio queda pendiente. Por último, pasamos a la ofensiva, buscamos alternativas, soluciones posibles. Entonces nos acercamos al cambio.