Hoy puede ser un gran día, y mañana también. Si Matanzas vence en el sexto partido de la final por el título de la pelota cubana, la jornada será de gloria para los Cocodrilos. En cambio, si el ganador es Granma, el martes sería una fecha célebre, pues habría séptimo juego entre Alazanes y los dueños del pantano.
Si los rojos de Armando Ferrer, que disputan su tercera final consecutiva, logran la victoria, sumarían la segunda bajo ese rótulo y el séptimo del territorio matancero, pues antes ganaron tres veces Henequeneros y dos Citricultores. De concretar el triunfo, Matanzas convertiría la 61 Serie Nacional en la novena campaña cuya final se decide en seis encuentros.
Pero si Granma fuerza un séptimo duelo, llegaríamos al octavo desenlace de la historia en el último choque. Si, además, lo gana, no solo reeditaría su pergamino ante el mismo adversario, sino que guardaría en su vitrina su cuarta corona, todas con la firma de Carlos Martí, lo que investiría a este laureado profesor como el mentor más ganador en finales, y su equipo alcanzaría la condición de más éxitos en los últimos diez años con esa misma cantidad.
Después de que el analista Yirsandy Rodríguez sacara de su erudita labor el dato de que en una final el equipo que gana el tercer cotejo y pone la porfía 3-2, como lo hizo Granma el pasado martes, se titula en un 60,8 %, le pregunté sobre el comportamiento del vencedor del quinto episodio, cuando se sitúa por delante 3-2, como lo logró Matanzas el último viernes. «En un 55 % acaba campeón».
Entonces, ¿se acaba hoy o mañana la 61 Serie Nacional? Como en el dominó, paso.