―¿Por qué me ha traído aquí, oficial?
―¿Lo preguntas? ¿Te parece el clásico acto de plantear una duda pararse en piyamas en una azotea, en medio de un apagón a las tres de la madrugada, y gritar «Hasta cuándo» con tres signos de admiración?
―Y calor agregado. Imposible dormir. Tendrá que aceptar que en dichas circunstancias la incertidumbre se suda: «Hasta cuándo el bloqueo», por ejemplo.
―O hasta cuándo vas a hacerte el vivo conmigo. Te la pasas sacándole tiras de pellejo a lo que se hace por aminorar la contingencia energética.
―Una cosa es lo que se hace y otra…
―¿No reparas en que hoy es el solsticio de junio, que marca la llegada del verano, y que cuanto se hizo hasta hoy y se hará es para sostenerlo?
―Hablando de reparación: aún Tallapiedra no aporta megawatts. La puesta en marcha se ha extendido veinte meses, cuando un mantenimiento capital debe durar solo siete.
―Ese mantenimiento es en la capital, sí. La unidad generadora tiene medio siglo, está sujeta a averías imprevistas que se resuelven con el ingenio y la industria nacionales, sin ejecutar gastos en divisas.
―¿A quién se le ocurre hacer mantenimientos con moneda devaluada en una termoeléctrica decrépita que arranca, pero no arranca?
―Se trabaja.
―Usted hace su labor.
―La mía es intrascendente al lado de la de mis compatriotas. «Hay mucha gente trabajando en resolver la actual crisis». ¿No accedes a la prensa nuestra?
―Qué esfuerzo por escribir un país, ¿eh?
―Léela. Mira esa refinería de Santiago apostando por la resistencia creativa…
―¿La resistencia creativa es una pieza?
―Creatividad es poner títulos como «Encendiendo soluciones», «El talento sin apagón», «Dignificar la energía del heroísmo»…
―Cosa linda.
―Eso no es nada. Oye cuánta poesía destila el Granma: «La termoeléctrica Lidio Ramón Pérez, de Felton, es una ciudadela de hierro de matices diversos. Ellos están, lo mismo en el gris azulado de las aspas de la turbina que en la Unidad 2, a punto de ser montada sobre sus pedestales brillantes, luego de un minucioso pulido; en el rojo-marrón originado por la oxidación en enormes segmentos de tubos que serán cubiertos por pinturas protectoras tan pronto se conviertan en largos conductos; en los destellos de las soldaduras mediante las que se unen cientos, miles de elementos; en la plateada envoltura de las láminas empleadas para recubrir las fibras de vidrio que garantizan el aislamiento térmico de extensas y laberínticas tuberías».
―Le ronca la… tubería.
―«Todos son más fuertes que la metálica armazón de la ciudadela a la que dan vida», añade después.
―Yo creía que a las ciudadelas se les estaba dando muerte.
―Deja al periodista que se desarrolle, tiene competencia en el propio periódico: «Darle solución al salidero de un tubo que no deja que la caldera de una termoeléctrica arranque es un aliciente para millones de cubanos que hoy encienden velas, agitan las pencas y esperan, pacientes o no, a que llegue la luz».
―Y se agiten los pencos.
―Échate a Cubadebate: «Como laboriosas hormigas andan los hombres en la planta. Los overoles llenos de grasa, los ojos enrojecidos, el polvillo…».
―No hay azúcar, las hormigas emigran a otros ámbitos.
―Eso se llama periodismo profundo.
―Como el último Havana Club: «Intenso y suave».
―Intenso y suave es el Trabajadores: «El movimiento sindical puede ser determinante para mantener encendida la chispa del ahorro, tema en el que no puede haber apagones».
―Ni con la chispa del ahorro el crudo nacional…
―Existen dos soluciones, siempre que a la población no le dé por ponerse piyamas y subir a las azoteas: una son las fuentes de energía renovables, con proyecciones de una tercera parte para el 2030. Ramiro habla del ciento por ciento.
―Está escapao.
―La otra es el arroz. Ya se emplea en la Empresa Agroindustrial de Granos Los Palacios. Con la adquisición y montaje de una planta gasificadora, se seca el cereal mediante la conversión en energía de la cáscara.
―La solución al problema energético está en las reuniones, en las visitas gubernamentales, en los artículos periodísticos…
―¿Ves? Has entendido que en esos escenarios se decide el presente y el futuro de la nación.
―Ah, no, lo decía por toda la cáscara que se habla.