La Habana, 26 jun.- En principio, la escasez de materiales y luego, la necesidad de crear aun en las condiciones menos favorables propiciaron que hoy Marnia Briones sea una mujer cubana emprendedora que potencia su arte en función del reciclaje y la protección del medio ambiente.
“Reciclaje, arte y transformación” es el proyecto ideado por esta madre soltera, quien descubrió que en cajitas de fósforos, muebles, tejidos de todo tipo y otros variados soportes se puede crear un universo de belleza y funcionalidad.
La distingue la confección de piezas únicas, hechas a mano, con acrílico sobre cartón, papel, telas, recortes de otras piezas, bisutería, guiada por la premisa de conceder importancia al tratamiento responsable de los desechos, para no contribuir al cambio climático y así proteger el medio ambiente.
“Reciclar debe ser parte de nuestra cotidianidad, no algo que hagamos de vez en cuando”, expone en su página de Facebook.
Muestra de una práctica constante basada en esa idea fue la participación de la artista, el sábado 11 de junio, en La Feria Verde, junto a otros proyectos, emprendimientos y negocios que celebraron el Día Mundial del Medio Ambiente en la Quinta de los Molinos, en La Habana.
El arte del reciclaje
“Comencé a pintar desde pequeña, soy una artista autodidacta que, debido a la escasez de materiales como el lienzo y la acuarela, decidió explorar otros soportes como las ropas viejas de mi familia. Ese fue el primer impulso para descubrir que cuando de creación se trata, siempre hay una posibilidad”, recuenta.
Durante más de dos décadas, a pesar de las dificultades, Briones decidió “no renunciar a la pintura también como modo de vida. Así que comencé a crear sobre formatos tan disímiles como muebles, abanicos, cajas de fósforos, zapatos. Esto me llevó a pintar sobre materiales de desecho.
Al vivir esa particular experiencia creativa, aprendió “el valor del reciclaje, su riqueza y múltiples posibilidades para trabajar sobre objetos aparentemente en desuso, además de comprender el alto impacto que esto ejerce dentro del entorno ambiental”, explica.
Mientras se enfocaba en el rescate de cuanto material en desuso pudiera encontrar para su labor de transformación, comenzó a investigar sobre temas vinculados con al reciclaje, la protección y el cuidado de materias primas, al tiempo que realizó estudios de permacultura.
“No dejé que el reciclaje se convirtiera en un aprendizaje transitorio, sino que lo incorporé de manera sostenida y pensada en mi obra, tanto personal como comercial. Me enfoqué en hacer del reciclaje el centro de mi actividad”, apunta.
Asimismo, valora que aprendió el modo de “llegar a ofrecer, a través del arte, un mensaje sobre el manejo de los residuos a toda la sociedad, incluyendo a niñas y niños”.
Creación y activismo en red
En el periodo de aislamiento social, dirigido a reducir los contagios de la covid-19, Briones encontró en las redes sociales el apoyo necesario para la promoción de su trabajo. En tal sentido, explica que, a partir de la creación de la página en Facebook, Marnia Reciclaje Arte y Transformación, estableció contacto con un público muy variado.
“Además de proponerle mi trabajo, le comparto consejos y sugerencias sobre cómo tratar determinados objetos. También informo sobre acciones y actividades que realizan muchos activistas en pro del medio ambiente. De ese modo, aporto mi granito de arena en esta labor tan necesaria en favor del mejoramiento de la vida”.
A juicio de la artista, convencer a las personas sobre la utilidad del reciclaje resulta un ejercicio continuo que se logra de a poco.
“Al ver mi trabajo, muchas personas de mi entorno comenzaron a reciclar para aportarme materiales, mientras logré que otras se interesaran en el reciclaje creativo”, explica.
Con el propósito de sensibilizar sobre esa percepción en la infancia, también realizó, de manera voluntaria, talleres en la escuela de su hijo, con el título Arte y naturaleza. “Tenían la finalidad de mostrarles a niñas y niños toda la visión del reciclaje y el cuidado del medio ambiente”, acota.
A principios este mes, retomó la iniciativa, con la participación de estudiantes de la Escuela Estado de Cambodia, de la comunidad de Miramar, en el municipio Playa, de la capital cubana.
Para Briones, los proyectos “siempre van surgiendo en la marcha. Se trata, simplemente, de no dejar de crear y no perder de vista mi perspectiva como mujer emprendedora”.
Entre sus metas actuales destaca el deseo “de ayudar a visibilizar a otras madres solteras que, viviendo en Cuba, con todas las dificultades, la respuesta encontrada para sacar adelante a su familia es la creación, y con cuanto pareciera estar en completo desuso”. (2022)