MIAMI, Estados Unidos. – Este domingo, dos capitanes de barco, los argentinos Guillermo Triguero y Alejandro Zecchin, rescataron a ocho náufragos cubanos en el Golfo de México, informó el medio argentino TN.
Los balseros cubanos formaban parte de un grupo de 20 personas que dejaron la Isla en una lancha el pasado viernes con la esperanza de desembarcar en las costas de Estados Unidos. Hasta el momento, 12 de ellos siguen desaparecidos en el área.
Los dos capitanes de barco argentinos se habían lanzado en un viaje recreativo sobre la embarcación Island Gird, este domingo, con la intención de ir desde el Golfo de México hasta Bahamas. En medio del trayecto escucharon voces y lograron rescatar a ocho náufragos cubanos.
“Escuchamos unos gritos. Empezamos a rastrear la zona y subimos a ocho cubanos. Estaban a la deriva”, dijo Triguero a TN Guillermo.
Cuando comenzaron a escuchar los gritos, cerca de las 6:00 de la mañana, los dos navegantes decidieron bajar los motores y aminorar el ruido.
“De repente, escuchábamos voces, pero no los veíamos en el agua. Encontramos a uno y empezamos a rastrear la zona. Estaban todos dispersos, como a un kilómetro a la redonda. Subimos a ocho cubanos y de inmediato dimos aviso a la Guardia Costera para iniciar con los protocolos correspondientes”, explicó Guillermo.
De acuerdo con el reporte de TN, todos los rescatados son hombres: dos de 60 años y los otros seis de una edad cercana a los 30.
“Las dos personas mayores estaban más comprometidas, pero según informaron, ya se encuentran bien. Pudo haber pasado cualquier cosa, sea muerte por hipotermia, porque estuvieron más de 10 horas ahí en el mar, o incluso aparecer tiburones”, también detalló el capitán de barco.
Una vez que los dos navegantes argentinos dieron la alerta a la Guardia Costera, llegaron tres barcos donde fueron trasladados los cubanos. Luego del trasbordo, los agentes de la Guardia Costera desplegaron un operativo con el fin de hallar al resto de los balseros.
Los ocho cubanos rescatados, por su parte, habrían expresado su agradecimiento a los navegantes argentinos. “Ya no les importaba llegar a Estados Unidos; querían salvarse. Así que los ordenamos, les dimos agua y le pusimos los chalecos. Entendimos la euforia de salvarse, pero teníamos que activar el protocolo porque no sabíamos quiénes eran los que subían al barco”, también explicó Guillermo.
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