Holguín.–La necesidad hala más que una yunta de bueyes. Tan llano y profundo razonamiento campesino se puede constatar mediante el espíritu innovador de Joel Zaldívar Ronda, asociado a la cooperativa de producción agropecuaria (CPA) Camilo Cienfuegos, de Velasco, Gibara. Valiéndose de sus conocimientos de técnico medio en maquinaria azucarera, experiencias de labriego y uso de «hierros viejos», ha ensamblado un pequeño tractor y creado una familia de implementos agrícolas.
El tractor es una especie de Frankenstein de metal. Uno de sus componentes es el eje trasero de una antigua máquina agrícola de procedencia estadounidense, mientras que el motor, que no necesita batería para la ignición, es una planta alemana de 2CVD, usada, comúnmente, como turbina de riego. Tiene de ancho poco más de un metro y apenas rebasa una tonelada de peso. Remolca, según la labor que realice, una chapeadora, una grada o una sembradora-fertilizadora de granos; esta última es la preferida del innovador y de quienes solicitan sus servicios.
La osadía de Joel no ha estado únicamente en la capacidad para diseñar y ensamblar los implementos bajo el razonable método de prueba y error, sino en percatarse de que en la zona, a partir de la proliferación de usufructuarios de tierras estatales, poseedores de parcelas que van de una a tres hectáreas, lo apropiado es emplear artilugios agrícolas de pequeñas dimensiones; pues allí son poco funcionales los grandes tractores que han adquirido en los últimos años las empresas agrícolas estatales, con el fin de prestar servicios a los campesinos.
Al recorrer cooperativas de la provincia de Holguín y a través de conversaciones con directivos de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) en el territorio, es posible conocer que existen muchos otros campesinos creadores de sembradoras, gradas, multiarados y otros implementos con los que suplen carencias del mercado o mejoran los que explotan.
MUCHO QUE COMPARTIR
¿Aprovecha la industria el caudal de conocimientos y las experiencias de los campesinos innovadores? ¿Está la entidad al tanto de las necesidades reales de los cooperativistas y productores agrícolas en cuanto a medios para labrar la tierra y cosechar? ¿Tiene capacidad de respuesta ante los cambios que se dan en el entorno productivo agrícola, que apuntan a la agroecología?
Alberto Michel Sarmiento, funcionario de la esfera agroalimentaria de la ANAP en la provincia, considera que se deben retomar los encuentros con los representantes de la industria, en este caso la Empresa Mecánica Héroes del 26 de Julio (Holmeca), radicada en las afueras de la ciudad de Holguín. Hace unos años, cuando era presidente de una cooperativa de créditos y servicios (CCS), la planta invitó varias veces a un grupo de productores para intercambiar impresiones sobre el desarrollo de un programa de fabricación de implementos de tracción animal.
«Si los intercambios se reanudan, además de dar nuestras sugerencias sobre lo que producen, se podrán presentar las innovaciones de los campesinos, quienes siguen ideando medios para resolver situaciones que encuentran en los campos», comenta.
Tiene el apoyo de Ramona Sala Rodríguez, quien atiende en la ANAP provincial los proyectos de cooperación. Recientemente, precisó ella, mientras hacían un diagnóstico en una CCS de Cacocum, su presidente le pidió importar una familia de implementos para un tractor de poca potencia, porque en Cuba resulta muy difícil adquirirlos.
«Le recomendamos visitar la 26 de Julio, pero dijo que ha estado allí y aún no se hace lo que necesita». Michel Sarmiento estima que la ANAP debe poner de su parte para restablecer los contactos. Una oportunidad, dice, está en el evento anual de generalización de resultados del Fórum de Ciencia y Técnica de la organización, que desde hace tiempo transcurre sin invitar a representantes de la industria.
Especialista en Química Industrial y licenciado en economía, con acentuada vocación por la mecánica, Alberto Méndez García es socio de la CCS Adel Calderón, de la que fue presidente durante un periodo. Este hombre inquieto y creativo es fuente de inspiración.
«Pienso en desarrollar equipos de tracción animal, pero mecanizados, o sea, que las ruedas transmitan movimiento a otros elementos. Deben ser de tamaño apropiado para las parcelas de los cosecheros».
De haber tenido artilugios de ese tipo, reflexiona, le habría sido menos trabajoso atender la parcela de papa que cultivó hace poco, sin abonos químicos, lo que no impidió un rendimiento notable.
INDUSTRIA ADENTRO
Al hablar sobre el tema con especialistas de la industria, pueden aparecer consideraciones como la de un directivo de una UEB, quien enseguida aclara que la creación de un equipo único, uniendo partes diversas, para hacerlo funcionar enseguida, cosa que hacen algunos creadores campesinos, es mucho más sencillo que emprender la producción a escala industrial, debido al largo proceso que se debe cumplir desde el diseño, fabricación del prototipo, pruebas de los primeros modelos y su certificación, entre otros pasos.
Sin embargo, el ingeniero mecánico Mauro Santiesteban Serrano, diseñador mecánico y especialista principal del Grupo de Diseño de la 26 de Julio, no se detiene en disquisiciones y argumenta: «Cuando un campesino sugiere cómo fabricar un implemento, es porque tiene detrás la experiencia de muchos años. Por eso soy del criterio de incrementar más los contactos con los campesinos, lo cual no siempre aquí es visto así, por lo que se han hecho producciones que se estancaron en algún lado».
Es partidario de encuentros organizados por provincias o regiones, y hasta de emprender con su equipo de trabajo un viaje por los más diversos rincones del país, tras el talento campesino, porque con ese proceder también es posible instaurar el concepto básico que la industria necesita.
«Nosotros desarrollamos algún producto cuando alguien lo contrata, pero en el mundo la práctica es desarrollar a cuenta de la empresa, y cuando se tiene la solución, se comercializa. Conclusión: cuando la Agricultura necesita algo de forma urgente, no existe. Entonces se requiere de un largo periodo para desarrollar lo que se pide, pero la lluvia, las plantas, la tierra y los productores no esperan».
A su lado trabaja el ingeniero mecánico Orniel Vega Escalona. Ha diseñado la grada integral que está en fase de desarrollo para su uso en tractores pequeños, desde 45 hasta 50 caballos de fuerza. El equipo forma parte de una familia de implementos pedida por el Ministerio de la Agricultura, que posee los recursos financieros necesarios. Se ha aplicado la ingeniería inversa, a partir de lo que se usa en el mundo, precisa.
Pero no se han tenido en cuenta experiencias como las de Joel Zaldívar o las de cualquier otro campesino con talento técnico y apremio por evitarse contratiempos en los campos. Tal vez las soluciones dadas por estas personas proporcionarían a la industria un producto más «aterrizado», es decir, con las características verdaderamente apropiadas para explotar en las condiciones de Cuba.
HACER COINCIDIR LA RUTA Y LAS PUERTAS
Allí las puertas están abiertas a los campesinos y a toda actividad productiva y de servicios que permita el encadenamiento correspondiente, afirma el ingeniero y máster en ciencias Reynaldo Pupo Martínez, director general de la 26 de Julio.
Al comunicarle criterios como el de Mauro Santiesteban, acerca de impulsar los intercambios con quienes crean a pie de campo para solucionar problemas que pueden afectar a muchos, admite que algunos miembros del equipo de dirección aún no han tomado la ruta adecuada.
Y, en efecto, reconoce que la senda es acercar más la industria al campesino y el campesino más a la industria. «Los que estamos en el intermedio, que somos los amarradores del negocio, debemos actuar como facilitadores», señala.
Hoy, refiere, continúa la fabricación de grandes máquinas, como una cosechadora de maíz –a punto de entrar en pruebas–, capaz de sacar la mazorca del tallo, deshojarla, desgranarla, llevarla a una tolva y envasarla, todo eso asistido por sistemas hidráulicos. A la vez, a tono con las transformaciones puestas en marcha para dinamizar la economía cubana, atienden pedidos pequeños y puntuales de productores de alimentos. Ahí van, desde bujes para suplantar los desgastados en las carretas, hasta soldaduras de complejas piezas metálicas de las que dependen las minindustrias.
Con el fin de facilitar las gestiones, detalla, han creado mecanismos de pago por transferencia a través del teléfono móvil.
No puede ignorar la gran planta industrial holguinera la aparición de mipymes productoras con actividades afines a la que ella realiza. O sea, hay un contexto nuevo que debe estimular la competitividad.
El visor, por medio del cual debe escudriñar con lujo de detalles el entorno, debe estar enfocado en que todo lo que planifique y haga se mantenga en línea con las intenciones del país, y con las vías disponibles para incrementar, mediante recursos y esfuerzos propios, la disponibilidad de implementos agrícolas que faciliten las operaciones de labranza y cultivo, favorezcan los rendimientos por área y humanicen el trabajo de los productores.