Trascendencia obliga. Hoy, Día del Sol, es justo y necesario hablar del triunfo histórico de Gustavo Petro y Francia Márquez en Colombia. Lo celebra toda la América, menos esa parte del continente que está contra Nuestra América.
Bárbara Betancourt puso el acento en algunos pronunciamientos descalificadores, como los del Gobernador de La Florida, Ron De Santis, quien calificó a Petro como narco terrorista y de Mario Vargas Llosa, tradicionalmente en contra de las tendencias populares y quien ha dicho que espera que el resultado de esta elección sea un accidente que dure poco.
Por su parte, Reinier Duardo comentó los intentos de cierta prensa de Miami, de acusar a Cuba de interferir en las elecciones y hasta sugerir que Petro fue elegido con apoyo de diplomáticos cubanos. Claramente se trata de introducir una matriz ridícula para quebrar la solidaridad histórica entre Cuba y Colombia.
En un proceso político plagado de amenazas para los dos candidatos de centro izquierda, quienes, por cierto, ya han dicho en sus primeras declaraciones que no buscan oponerse al capitalismo, los odiadores han salido en su contra sólo por su origen y por proponerse el tan esperado fin de los odios históricos en Colombia.
El programa incluyó un audio de la esposa de Petro que circuló en vísperas de las elecciones y que muestra hasta qué punto llegaron las amenazas a la vida personal y familiar de Petro y Francia.
Sobre el tema hemos chapeado muchas veces: el asesinato de reputación. La manera en que se asalta la intimidad, se apela a la manipulación más grosera y se miente o se ajustan los hechos a lo que los odiadores quieren hacer creer a las audiencias. Eso lo han hecho y lo hacen cada día, contra el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, lo hicieron contra Evo Morales en Bolivia, contra Rafael Correa en Ecuador o Cristina Kirchner en Argentina. Y lo hacen contra todos los cuadros de primera línea del gobierno cubano.
Mientras tanto, el cuartico está igualito en el sur de la Florida ¿Recuerdan lo que decía Carlos Lazo la semana pasada sobre que la mayoría de los emigrados quieren una relación normal con su país, al mismo tiempo que quienes viven de alimentar el odio, van en sentido contrario?
La última prueba de esa confrontación es un concierto de Ricardo Arjona, donde la interpretación del tema “Puente”, desde la primera mención a La Habana, desató las emociones de los emigrados de la Isla, quienes lo vitorearon coreando a viva voz: CUBA, CUBA, CUBA.
Chapeando compartió sonidos tomados del programa del Guerrero cubano, que incluyen la reacción de un odiador contra Arjona, en contraste con la cálida acogida de los cubanos reunidos en el concierto. Como diría Taladrid “saque Ud. sus propias conclusiones”. El jueves seguimos Chapeando.