Un día el nombre de Costa Gavras apareció en un cine de La Habana y ver su filme fue obligación para todos aquellos que no querían perderse lo mejor del séptimo arte.
Al igual que sucedería en otros lugares del mundo, el multipremiado Z (1969) se convirtió en un filme para disfrutar y descifrar por cuanto su argumento, basado en una novela de Vassilis Vassilikos y con la dictadura militar griega en el punto de mira, se revelaba como una eficaz denuncia sin rozar los tonos altisonantes del panfleto, revoloteando por esos tiempos en un cierto tipo de cine político.
Una denuncia la de Z realizada sin hablar con pelos y señales de los protagonistas reales ni de las locaciones verídicas (fue filmado en Argelia), pero con tantas pistas y contundencias simbólicas que el espectador se sentía gratificado ante la imaginación del cineasta para poner en evidencia el complot de asesinato contra el político de izquierda Grigoris Lambrakis, representado en el filme como el doctor en medicina Z, que interpreta Yves Montand.
¿Pero quién era aquel director franco-griego de 36 años de edad que combinaba sátira y drama en un thriller sin respiro que pocos se contentaban con ver una sola vez en los cines? Fue así que periódicos y revistas del país se llenaron de referencias a la cinta de Costa Gavras y hasta surgieron especialistas, a nivel de espectador, capaces de desentrañar las referencias veladas de la historia y el quién es quién de su dinámica trama, mientras actores como Jean-Louis Trintignant, Jacques Perrin –también coproductor–, Renato Salvatori e Irene Papas pasaban a ser tema cotidiano de la pasión cinematográfica, sin olvidar la música del gran Mikis Theodorakis.
Y para rematar con broche de oro, y no poca ironía, la lista que, una vez concluido el filme, daba cuenta de las prohibiciones realizadas por la junta militar griega. Entre las más recordables, el pelo largo en los hombres, Los Beattles, la música moderna y popular; prohibir, al referirse a Sófocles, que se dijera que era homosexual; prohibir a León Tolstoi, Esquilo, Ionesco, Jean-Paul Sartre, Chéjov, Mark Twain, Samuel Beckett, la sociología, las enciclopedias y la libertad de prensa. También se prohibía la letra Z, que aparecía en la última imagen del filme como un recordatorio simbólico de que «el espíritu de la resistencia vive».
Z pasó a convertirse rápidamente en una película de culto, y nos dio a conocer a los cubanos tanto el perfil humano, social y político de Costa Gavras, como la necesidad de mantenerse atentos a lo mucho bueno que de él estaría por llegar: Estado de sitio (1973), Desaparecido (1982), Amén (2002) y otras más.
HOMENAJE A COSTA GAVRAS
Durante la 23 edición del Festival de Cine Francés en Cuba, que se desarrollará hasta el 30 de junio en salas de la capital, Z será uno de los cuatro filmes del director franco-griego que serán presentados, especialmente en el transcurso de la semana que comienza. Los otros son Los raíles del crimen (1965), La confesión (1970) y El capital (2012).