La persona que padece de mal aliento no suele ser consciente de esta situación, pero sí lo están quienes lo sufren y son las personas que lo rodean y que por elemental discreción no se lo hacen saber. Tal vez un niño de lo casa con su habitual sinceridad y desenfado se le queje de su mal aliento a esa persona o también el afectado se entere en una visita al dentista.
CAUSAS DEL MAL ALIENTO
El mal aliento o halitosis es uno de los inconvenientes de salud bucodental más frecuentes y uno de los más perturbadores. Consiste en un olor desagradable y fétido que procede de la boca del afectado y que puede tener varias causas, desde tabaquismo malas costumbres alimenticias hasta una pésima higiene oral.
Otra de los posibles orígenes del mal aliento puede estar relacionado con la boca seca. La producción de saliva colabora con la limpieza de la boca al eliminar partículas que producen mal olor. Esta situación es usual durante el sueño y a él se debe el mal aliento de por la mañana antes del cepillado. En otros casos, algunos medicamentos, como los que se recetan para la tensión arterial, los antihistamínicos y los antidepresivos, pueden originar xerostomía o sequedad bucal. Entonces se entorpece la producción de saliva, uno de los mecanismos que más influyen en el mal aliento.
Además, el mal aliento también puede estar inducido por el tabaco y es el llamado aliento del fumador, por la ingesta de algunos medicamentos o por infecciones en la boca o dolencias que afecten boca, nariz o garganta.
También pueden provocan mal aliento problemas de digestión, estreñimiento o trastornos intestinales al provocar que el olor de los alimentos ingeridos, ya en franca digestión, retorne a la boca. Otra cuestión digestiva común deriva del desequilibrio entre las bacterias buenas y las malas en el intestino; los alimentos no se descomponen debidamente y causan reflujo gástrico y exceso de levadura o de fermentación, o sea, mal aliento.
En el caso de la sinusitis, las secreciones dejan de circular de manera normal, se acumulan y permiten a las bacterias apoderarse de la boca y generan ese olor pestilente. Cuando el mal aliento puede ser consecuencia de una sinusitis, es recomendable consultar al otorrinolaringólogo.
La diabetes no bien controlada puede generar vaivenes de los niveles de azúcar en sangre y puede dejar la boca a merced de enfermedades periodontales que provocan el mal aliento. El exceso de glucosa en las piezas dentarias y encías acrecienta la presencia de bacterias y puede causar una enfermedad periodontal, gingivitis e infecciones. En esos casos el ambiente puede resultar mucho más serio que un elemental caso de mal aliento, pues la inflamación causada por estas enfermedades puede afectar al metabolismo y descontrolar la diabetes.
Algunos medicamentos también liberan sustancias químicas en el organismo que pueden enviar su propio mal olor a la boca.
La acción de algunos alimentos en la producción de mal aliento es algo obvio que es necesario admitir. Las bacterias naturales de la boca convierten los alimentos dulces en olores espantosos. Por su parte los alimentos ácidos pueden debilitar el esmalte, y eso expone a la boca a las infecciones y al mal aliento. De ahí la importancia del cepillado después de consumir alguno de estos alimentos. Los alimentos ricos en grasas y en proteínas no siempre se digieren bien, como se puede apreciar por los gases sulfurosos que se tienden a liberar por la boca cuando no se metabolizan adecuadamente.
También se debe tener cuidado antes de recortar exageradamente los carbohidratos. Sin ellos, el cuerpo comienza a descomponer otras grasas y proteínas para obtener energía y, al hacerlo, desprende un aliento que es de todo menos agradable. Por eso se debe mantener una alimentación sana y equilibrada con una proporción suficiente de frutas y verduras.
Asimismo, la ansiedad tiene otras consecuencias aparte de hacer que transpiren las manos y aumente la frecuencia cardiaca. La respiración entrecortada característica de los episodios de pánico, seca la boca y lleva a exhalar un olor más bien desagradable. El ayuno por estados ansiosos también puede afectar a la digestión, pues priva al estómago de las enzimas necesarias. Sin ellas, cualquier alimento sin digerir que no se descomponga de manera normal producirá olores desagradables que saldrán por la boca.
CÓMO NEUTRALIZAR EL MAL ALIENTO
Las soluciones deben comenzar por conservar una buena salud bucodental, cepillándose de manera adecuada los dientes con un cepillo apropiado después de cada comida, así como también la lengua en las horas previstas.
Como forma de prevención, también se debe programar una consulta al estomatólogo dos veces al año.
También se debe beber una adecuada cantidad de agua, pues quien no bebe lo suficiente tendrá la boca más seca, disminuirá la cantidad de saliva que se produce y se incrementará el número de bacterias promotoras del mal aliento.
Se debe mantener una alimentación que contenga de manera fundamental verduras y evitar los alimentos de sabores fuertes y con gran contenido en azúcar.
Es imprescindible, si se desea tener un aliento fresco y agradable, evitar el tabaco, el alcohol, el café y el azúcar pues contribuyen a la generación del mal aliento además de que la salud también lo agradecerá.