Probablemente, este cabaiguanense que vive desde hace 22 años gracias a esa intervención quirúrgica, sea el cubano con más tiempo con trasplante de hígado
Artemio mensualmente recibe desde La Habana tres tipos de medicamentos a través de la coordinadora de trasplantes en Sancti Spíritus. (Fotos: Ramonín Díaz)
Conversador como es Artemio García López seguramente cuenta la historia como lo más natural del mundo y no sabe que su sobrevida constituye un verdadero milagro: desde hace 22 años recibió un trasplante de hígado y aún camina por Cabaiguán para contarlo.
Según narró con lujo de detalles en su página de Facebook el colega Ramonín Díaz, su coterráneo recibió el órgano donado en el Centro de Investigaciones Médicas Quirúrgicas (CIMEQ) de La Habana.
“En aquel entonces presentaba un pésimo estado de salud producto de una cirrosis hepática que lo obligaba a estar constantemente entre Cabaiguán y la capital para consultas y evaluaciones médicas”, asegura.
Artemio creía que llegaba al ocaso de su vida porque los médicos que le atendían le pronosticaban apenas seis meses de vida si no recibía un trasplante urgente y se sabe cuán difícil resulta que aparezca un donador compatible y una cirugía de esa naturaleza.
Pero felizmente le tocó la suerte: el 9 de mayo del año 2000 le realizaron la complicada intervención quirúrgica y se convirtió en el octavo paciente al cual se le realizó en esa institución una operación de este tipo.
Lamentablemente, los siete operados que le antecedieron no sobrevivieron por mucho tiempo y —según afirma Artemio—, los intervenidos en otros centros hospitalarios tampoco, por lo cual él se considera el cubano con más años de sobrevivencia luego de recibir un trasplante de hígado.
Pero, aunque no lo sea exactamente, vale la pena verlo ahora, con más de setenta años, jubilado de la Empresa Almacenes Universales, de Cabaiguán, con una vida apacible mientras aún cultiva plátanos, guayabas, plantas medicinales y hasta se dedicó a la crianza de cerdos después de la cirugía.
Padre de dos hijos y abuelo de tres nietos, en su casa —sita en la calle Masó No 71 interior, entre Céspedes y A—, colabora con los quehaceres domésticos porque su esposa también se encuentra operada de caderas.
Mensualmente, recibe desde La Habana tres tipos de medicamentos a través de la coordinadora de trasplantes en Sancti Spíritus y a pesar del tiempo transcurrido no olvida a quienes le salvaron la vida, sigue agradecido de la medicina cubana y de quienes colaboraron antes con él o lo ayudan todavía hoy.
