Tendremos, en la pelota cubana, la misma final por el título nacional que la campaña anterior, algo que sucede por cuarta vez en la historia de los clásicos de las bolas y los strikes. Tanto Granma, campeón defensor, como Matanzas, actual subcampeón, llegan a la disputa de la Serie con sobradas muestras de autoridad: ambos ganaron por 4-1, en cuartos de final, a Industriales y a Las Tunas, respectivamente, y acaban de barrer a avileños y espirituanos.
Se trata, por un lado, del equipo más ganador en los últimos cinco años. Los Alazanes poseen las coronas de 2017, 2018 y 2021, y optarán ahora por su cuarto pergamino. De lograrlo, empatarían con Pinar del Río con esa cantidad, solo superados por Industriales, Santiago de Cuba, Vegueros y Villa Clara.
Su oponente es el de más podios desde 2012 hasta hoy. En diez años acumula una diadema, tres segundos lugares y cinco premios bronceados. Estará, con esta, en su quinta final.
No hay duda, veremos frente a frente a los que hoy son los dos mejores equipos del país, para llenar al beisbol, a la cultura nacional y a Cuba toda de la fiesta deportiva que más emociones hace brotar del pecho de nuestro pueblo.
Granma y Matanzas invitan a la misma fiesta
Sí, se veía venir, pero si difícil era desmontar una desventaja de 0-3, igual de engorroso, a la altura de una semifinal, resultaba que los hoy finalistas llegaran a dirimir el trofeo de campeón pasando por encima de sus adversarios por 4-0, algo que no ocurría desde la serie 34, cuando Pinar del Río hizo lo mismo con La Habana y Villa Clara con Santiago de Cuba.
Catorce jits fue la galopada de los Alazanes sobre los Tigres para sentenciar la barrida, con la cual llegan a su cuarta final en series nacionales. La furia de los maderos estuvo respaldada por un pitcheo que, si bien no contó con la efectividad de su abridor, Joel Mojena, estuvo muy acertado en sus rescatistas, primero con Juan Danilo Pérez, y luego con un certero relevo de Miguel Paradelo en tres y un tercio, sin hits, cuatro ponches y un solo boleto.
Eso fue todo lo que necesitó Granma para coronar una serie que nadie dio por barrida, pero que los granmenses se encargaron de hacer realidad. Con ese triunfo suman ocho los éxitos de Granma, de manera consecutiva, sobre los de Ciego de Ávila, pues antes, en 2016, doblegó a ese elenco de la misma manera, en la disputa por el cetro.
Mientras eso ocurría en la tierra de la piña, en Matanzas, tras dos outs en el tercer capítulo, cuatro sencillos y un pelotazo explotaron a la esperanza de los Gallos, Yoen Socarrás, para extender el play off ante los matanceros. Aunque Yankiel Mauri apagó la rebelión de los rojos, el mal ya estaba hecho, pues Dariel Góngora, otra vez dominante, aun cuando le fabricaron tres limpias en seis entradas y solo admitió cinco imparables, desató la fiesta del pantano.
Con las cuatro primeras les hubieran bastado a los yumurinos, pero se apareció Jefferson Delgado en el cuarto, con un jonrón que dio nada menos que la carrera cinco, esa con la que los Cocodrilos se han tatuado la victoria en el uniforme en estos play off, pues de sus ocho triunfos en línea este es el sexto, en que el número de anotaciones es justamente ese.
Volveremos a tener la misma final de la 60 Serie Nacional, pero, al cabo de casi seis meses, mucho ha sido el sacrificio.
Visiblemente emocionado, el laureado profesor Carlos Martí dijo, al finalizar el último partido ante los avileños, que «la batalla ha sido dura, de mucha entrega de los peloteros ante ausencias muy importantes de un año a otro. Pero los muchachos jóvenes respondieron. Si tuviera que destacar algo de este equipo es su disciplina, y que todos halan parejo».
Afirmó que hay paradigmas que convocan, como Carlos Benítez y el esfuerzo que está haciendo; la disposición de Iván Prieto, con 85 partidos en la receptoría; y el de la afición, nuestro pueblo, el que más disfruta. Se ha entregado en cuerpo y alma. Nunca estuvimos solos, siempre contamos con su aliento. Para él seguiremos esforzándonos, con un solo objetivo: ganar».
Armando Ferrer y Matanzas pasaron hasta por la incredulidad de sus aficionados. Después del primer tercio se vinieron abajo, salieron del equipo 16 jugadores claves. Cayeron en rachas negativas, hubo dudas de hasta si clasificarían. En ese momento el mentor elogió a sus jugadores. «Arruebarruena se inyecta insulina debido a su diabetes. Juega porque lleva en su alma y en el corazón el beisbol, pues posee suficientes recursos como para no hacerlo, cuidar su salud y, en definitiva, su vida. Merece nuestro reconocimiento», dijo al periódico Girón al filo del segundo tercio de la campaña.
Ponderó la actitud del lanzador Joel Suárez, quien decidió dejar a un lado el entrenamiento que realizaba con miras a su salida a Italia, para cumplir contrato, regresando, dispuesto a cumplir el rol que le asignaran. Cuando más mal la pasaba Matanzas, Ferrer expresó: «No renunciamos a estar en la segunda fase y mucho menos a discutir, de nuevo, el título nacional. Pueden contar con nosotros».
ANOTACIÓN POR ENTRADAS
Victoria de Girón |
C |
H |
E |
|
SSP |
000 020 100 |
3 |
8 |
0 |
MTZ |
130 100 00x |
5 |
9 |
0 |
G: D. Góngora (10-6). P: Y. Socarrás (12-4). Sv: N. Entenza (2). Jr: J. Delgado. |
José Ramón Cepero |
C |
H |
E |
|
GRA |
103 001 130 |
9 |
14 |
2 |
CAV |
020 000 000 |
2 |
8 |
2 |
G: J. Pérez (2-1). P: D. Duquesne (10-7). Sv: M. Paralelo (4). Jr: A. Sánchez. |