Que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, arremetiera contra el neoliberalismo en uno de sus discursos en la Cumbre de las Américas, quizá no debería llamarnos mucho la atención. Ha demostrado que en su discurso vale todo, tal vez incluso la lógica o el recuerdo de cuántos fracasos ha provocado el neoliberalismo como sistema, del cual Estados Unidos y su política son abanderados.
De todas formas, si faltaba algo a la farsa mediática de Los Ángeles –eso que llamaron Cumbre– se escenificó antes del día final, cuando a una mujer que ha vivido de usar el apellido de su padre para desatar las más viles campañas contrarrevolucionarias dentro y fuera de la Isla –Rosa María Payá–, la dejaron organizar un «evento», en el cual mediocres y vulgares portadores del odio contra Cuba aparecieron como invitados para «aportar» mentiras, al estilo de la convocante.
Yo diría que la escena formó parte de esa Cumbre oscura, sin iniciativas ni soluciones, y más bien en busca de votos para quienes aspiran a ganar en las elecciones estadounidenses de medio término, en noviembre venidero, y seguir apostando a una reelección presidencial en 2024.
Ella y sus acólitos necesitaron música en su show, y de ello se encargó otro personaje fabricado a la medida de quienes le pagan en Miami, Yotuel Romero. Pero esta vez el artista rentado apareció ejerciendo una nueva faceta, con más injurias contra la Cuba que lo vio nacer y –se veía claramente– tratando de cumplir al pie de la letra el guion que le habían elaborado en el grupo más recalcitrante de la mafia cubanoamericana del sur de la Florida.
Por supuesto, aquel dijo estar particularmente orgulloso por la invitación, y para justificar el pago de los viáticos y el pasaje a Los Ángeles, se le ocurrió acusar de «naturaleza racista» a lo que llamó la «dictadura cubana».
Es lógico que hablara así, pues antes había participado en un encuentro con el mismísimo secretario de Estado, Antony Blinken, junto a otros contrarrevolucionarios de las naciones excluidas: Cuba, Nicaragua y Venezuela. Según el propio Yotuel, su mayor aporte en la cita con Blinken, fue «aprovechar el encuentro para resaltar el impacto de la represión» en la Isla.
El Secretario de Estado agradeció oír lo que quería y le aseguró que Estados Unidos «trabaja a lo largo de toda la región para fortalecer el estado de Derecho».
También anunció que la Usaid invertirá nueve millones de dólares en un fondo de defensa de los periodistas y medios –contrarrevolucionarios, por supuesto–.
Así transcurrió el encuentro entre fantoches de la fauna miamense anticubana, «avales» de una Cumbre oscura, anclada a las viejas tesis del monroísmo y el panamericanismo, aunque bajo los focos modernos del show mediático.