Nuestro sentido pésame para Omar, “el Pagador de promesas”, por la muerte de su hijo Lázaro el pasado 4 de junio. Varios han recordado en la redes que sólo una persona fue capaz de insultar la larga peregrinación del padre esperanzado y de acusar al gobierno cubano e incluso a la Iglesia Católica, de manipulación y uso interesado de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre con fines políticos.
Con sonidos tomados de al menos tres emisiones del programa de Otaola, en los que éste dice una y otra vez que es una mentira absoluta la historia del Pagador de promesas, Reinier Duardo apuntó a la columna vertebral de las narrativas del hater de origen cubano: mentir. Mentir incluso diciendo que se miente.
Apostado en el sensacionalismo o amarillismo, un nicho que la prensa cubana desdeña y condena por su absoluta falta a la ética, Otaola no respeta ni el dolor de una familia envuelta en el doloroso drama de la pérdida de un hijo.
Es la antítesis de la comunicación y del respeto a sus seguidores.
Como pregunta alguien en un post en Facebook: ¿Qué dice ahora Alexander Otaola? Bueno, mejor que no hable.
Bárbara Betancourt se preguntó si aún quedan seguidores de una persona capaz de pasar por encima del dolor personal de un ser humano para poder armar su show en las redes. Una persona que en el mismo tono que se burla de un padre en peregrinación, anuncia un restaurante. Muchas veces hablamos de los haters, odiadores en español. Esa es la expresión más completa de un hater, de un odiador.
La segunda parte del programa comenzó con fragmentos de un diálogo entre dos artistas latinos: el youtuber Lorenzo Noguera y Nacho, músico urbano, sobre la posición de los artistas cubanos y venezolanos que han emigrado y que son presionados constantemente a pronunciarse contra sus países de procedencia, lo que en la práctica los empuja a convertirse en cómplices de la política de bloqueo hacia sus compatriotas.
Nacho, quien está lejos de ser chavista o simpatizante de Maduro, habla claramente de cómo se coacciona a los artistas desde el confort. Quienes empujan no se dan golpes. Se dan la vida a costa de las campañas de hostigamiento y los boicots de conciertos.
En los meses de COVID que “Gracias a Dios” pasó en Venezuela, Nacho confirmó las penurias de las que fue testigo, provocadas por las políticas de quienes piden más sanciones que cortan el acceso a combustible, medicamentos, etc, desde la comodidad que tienen a base precisamente de esas acciones de amenaza e intimidación. Los cubanos lo han sufrido más que ningún otro artista. Pero los venezolanos también. Y son objeto de mentiras y manipulaciones mientras los presionan para que se pronuncien contra su país. Se convierten así en armas de destrucción masiva contra sus propios compatriotas.
Ahí se conecta el bloqueo con la cultura, algo que en el sur de la Florida alcanza niveles alucinantes, en una escandalosa politización de la cultura. Resulta que este es el infierno comunista, pero aquí a nadie se le quema un disco ni se le boicotean conciertos, ni le hacen bullying o acoso a los artistas por sus declaraciones.
De la Cumbre de las Américas, poco o nada que contar. Hay que esperar los discursos que no serán nunca antes del 8. Pero ya resulta un hecho incontestable que fracasó antes de empezar. Le dedicaremos el programa del jueves.