Este jueves 21 de abril en Washington DC funcionarios estadounidenses y cubanos discutieron temas relacionados con los Acuerdos Migratorios entre ambos países.
Según los comunicados de prensa, el interés mutuo es permitir una migración segura, legal y ordenada. Sin embargo, la actual crisis migratoria que vive Cuba demuestra que existen varios obstáculos para alcanzar ese objetivo.
Más allá de la retórica habitual de ambos gobiernos, no se informaron acciones concretas para disminuir el flujo de cubanos que llegan diariamente a la frontera estadounidense, y que en marzo de 2022 superó los 32 mil.
Desde la administración Biden, informaron que entre sus intereses está fomentar la reunificación familiar y promover un mayor respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales en la isla.
Por su parte, Cuba reiteró su preocupación por las medidas del Gobierno estadounidense “que estimulan la migración, generan las condiciones socioeconómicas que incitan a salir del país y que refuerzan el bloqueo, provocan pérdidas de vidas y la comisión de delitos de tráfico ilícito de migrantes, fraude migratorio y trata de personas”.
Aunque el Gobierno de EE. UU. indicó que estas conversaciones “se celebran generalmente de forma semestral”, las de este jueves representan las primeras del Acuerdo Migratorio entre Washington y La Habana desde 2018.
La reanudación de estas reuniones, podría ser una señal positiva para los asuntos migratorios que aún quedan pendientes como el restablecimiento de los servicios consulares en la embajada de Washington en La Habana y el Programa de Reunificación Familiar —suspendidos en 2017— y el otorgamiento de las 20 mil visas anuales pactadas tras la crisis de los balseros en 1994 y suspendidas desde 2017.
Según el contenido de los acuerdos, sobre la mesa de negociaciones también se encuentra el compromiso de Estados Unidos de devolver a la isla a los cubanos interceptados en el mar que no puedan demostrar “temor fundado a ser perseguidos si eran devueltos”.
Aunque este acápite ha mantenido su cumplimiento —1399 han sido interceptados por la Guardia Costera—, desde la reapertura de los aeropuertos de la isla en noviembre de 2021, el Gobierno de Díaz-Canel no acepta a ningún cubano deportado a través de vuelos comerciales o charters.
El compromiso de Cuba desde 2017 es aceptar también a los ciudadanos cubanos a quienes se ha ordenado su expulsión tras ingresar ilegalmente a territorio estadounidense y no calificar para recibir ayuda humanitaria.
“Cuba reintegrará a los retornados en la sociedad cubana, sin que se tomen medidas contra ellos, como consecuencia de su intento de emigrar ilegalmente”, establece el compromiso cubano.
Según informaron las autoridades de la Oficina de Detención y Deportación (ICE), suman ya 40 mil los cubanos con orden de deportación o expulsión. Sin embargo, tras la negativa a recibirlos en la isla, se les concede un permiso para permanecer en EUA con una autorización de empleo y permiso para conducir. El récord histórico de 3385 deportaciones a Cuba se estableció durante la administración Trump.
Las recientes declaraciones del secretario de Seguridad Interior de EUA, Alejandro Mayorkas, auguran un posible restablecimiento de los acuerdos migratorios cubano-estadounidenses.
“Exploramos la posibilidad de reanudar eso [los acuerdos migratorios], y es un reflejo de nuestro compromiso con vías legales, ordenadas y humanas para que los individuos, incluyendo a los cubanos, no tomen, por ejemplo, los mares, que es un viaje extraordinariamente peligroso”, aseguró Mayorkas durante la Conferencia Ministerial sobre Migración y Protección Hemisférica, efectuada esta semana en Panamá.
Aunque las declaraciones de Mayorkas ocurrieron antes de la reunión de este jueves, las notas de prensa de ambos gobiernos confirman que existe interés en que ocurran cambios en el futuro próximo.
“La participación en estas conversaciones subraya nuestro compromiso de mantener conversaciones constructivas con el Gobierno de Cuba cuando sea apropiado para promover los intereses de los Estados Unidos”, resaltó el comunicado del Departamento de Estado de EUA.
Mientras, la delegación cubana concluyó que “Estados Unidos debe cesar de obstaculizar y violar los derechos de los cubanos a viajar a terceros países del área y reclamó el cumplimiento de los acuerdos migratorios bilaterales en su integralidad y no selectivamente”.
El diálogo bilateral ha generado incertidumbre dentro de Cuba a quienes planean llegar a la frontera de Estados Unidos mediante la travesía desde Nicaragua, y hoy se preocupan por posibles medidas que obstaculicen su objetivo.
Mientras, en el exilio cubano las conversaciones han generado polémicas, porque algunos exigen una representación de la comunidad cubanoamericana en esas reuniones, y otros desconocen cualquier utilidad en este encuentro, el cual —dicen—, legitima al gobierno de La Habana.
Los diálogos entre ambos países se centran en una serie de acuerdos bilaterales realizados en 1984, 1994, 1995 y 2017, como consecuencia de las olas migratorias durante el éxodo del Mariel (1980), la crisis de los balseros (1994) y la suspensión de la política de Pies Secos Pies Mojados (2017).
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