Guantánamo, 17 may (ACN) El mejoramiento del fondo habitacional de Cecilia, pintoresca circunscripción del Consejo Popular (CP) Paraguay, a unos seis kilómetros de esta ciudad, es hoy inseparable de la minindustria de ese lugar, erigida por la Empresa Provincial de Materiales de la Construcción (Epmalco), en bien del guantanamero programa de viviendas.
Una aceptable cantidad de bloques y otros surtidos contribuyen a la verticalidad y cimentación de los 10 primeros inmuebles (siete de ellos habitados por sus moradores) erigidos en el antiguo batey del otrora central Santa Cecilia, cuyo fondo habitacional anda en apuros, y una parte a merced de las inundaciones del río Arroyo Hondo.
Contradictoriamente a esa indeseada humedad en sus viviendas, brilla por su ausencia la deseada para las fértiles tierras que rodean a la zona cuyo eje, al triunfo de la Revolución, era uno de los cinco ingenios más pequeños del país.
Por esa razón, subraya Beidy Columbié, al frente del colectivo de siete trabajadores de la citada minindustria, que la prioridad son los tanques de cemento con capacidad para 720 litros de agua, para atenuar los efectos del alargamiento de los ciclos de distribución de agua.
Pero también allí se fabrican anualmente más de 400 mil bloques, y en menor cantidad otros genéricos, incluidos las losas-canal y mesetas.
De los pesados recipientes han entregado en lo que va de año casi dos centenares, cifra considerable, pues se confeccionan artesanalmente, in situ, pero distante aun de los dos mil 300 que deben producir entre esta planta y la de un cuentapropista del municipio de El Salvador.
Añade que muchos de ellos resuelven la escasez de agua en planteles educacionales de la ciudad de Guantánamo, y en el CP Popular Norte- Los Cocos, demarcación no tan extensa como la de Paraguay, pero sí más densamente poblada.
El capitán de los seis trabajadores de Epmalco sabe que los “cecilianos” recién recuperaron una represa para el abasto humano y de los campos agrícolas que circundan a la localidad, que en otras la sequía golpea con más fuerza que en esta.
En este oasis del Anillo Verde de la Ciudad radica medio centenar de familias, entre ellas la de Raúl Leyva Rodríguez, delegado de circunscripción, quien exalta el esfuerzo de los “minindustriales” y de la Empresa Constructora Integral “Guanco”, en pos de solucionar esas imperiosas necesidades.
Al igual que en esta comunidad, en más de 20 del municipio de Guantánamo clasificadas en condiciones de vulnerabilidad, se ejecutan acciones parecidas, por eso a los vecinos se les ha explicado, incluso por el Presidente de la República durante el intercambio que sostuvo con ellos, que debían participar en las obras, supervisarlas, y no impacientarse.
Angelina Pérez de los Ángeles habita ahora su nuevo hogar, que antes de serlo, “fue por mucho tiempo un albergue cañero”.
Evoca que ella vivía en la calle Principal de Cecilia, cuando en uno de los golpes de agua que azotaron a Guantánamo en mayo y noviembre de 1993 y 1994 –no recuerda cuál de ellos- el río crecido despedazó su vivienda bien lejos del lugar donde estaba.
Jubilada desde el 2004, en el sector de la gastronomía, contempla cómo los constructores dan los toques finales a su nuevo hogar, en la misma explanada donde se erigirán medio centenar.
Relata que en su casa anterior llovía más adentro que afuera, y en la que ahora ocupa “no se filtra una gota”.
Aguarda por su esposo Silvino Martínez, de 68 años, acogido al igual que ella a la jubilación, que “no se encuentra porque fue a buscar el pan en la panadería, nueva también”.
Desde septiembre del pasado año, toma cuerpo en Cecilia el programa de atención a comunidades vulnerables emprendido a lo largo y ancho del país para transformar el entorno económico-social y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.