A sus 81 años, Margarita todavía fabrica quesos de manera artesanal y asegura la continuidad de una tradición centenaria al compartir los “secretos” de la elaboración de un producto distintivo por su aroma, sabor y textura, reconocido como patrimonio familiar.
Desde la pluralidad, el nombre de la octogenaria prestigia un Proyecto de Desarrollo Local (PDL) -constituido a finales del año 2020-, en el municipio de Ciro Redondo, de la provincia de Ciego de Ávila, donde se conserva el arte heredado y lo perfeccionan con los conocimientos científicos de las nuevas generaciones.
En Fábrica de Quesos “Las Margaritas” se empeñan en la producción de leche con calidad y la elaboración cuidadosa y personalizada de quesos y otros derivados lácteos con alto valor nutricional (lactonesa, yogurt, requesón, bebidas lacto-free y miragurt), algunos no fabricados por la industria nacional.
La iniciativa solucionó la difícil situación con ganaderos dispersos en las proximidades del poblado de Virginia, quienes aportan pocos volúmenes de leche y la única forma que tenían la Agricultura y la Empresa de Productos Lácteos de acopiarla era mediante la entrega de queso criollo para su posterior reprocesamiento.
Maité Cruz Hidalgo, representante del PDL, recordó que la lejanía complejizaba las entregas los martes y jueves ―con volúmenes crecientes en épocas de primavera―, y los campesinos debían trasladarse para recibir el pago, panorama que se transformó con la nueva forma de gestión económica.
En la actualidad la leche acopiada por ocho campesinos afiliados a la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) Patricio Sierralta, ubicada en el municipio de Ciro Redondo, es convertida en queso y aprovechan el ciento por ciento de los derivados, explicó.
Compramos a 25.00 pesos el litro y los campesinos son remunerados al efectuar la entrega, lo que constituye un aliciente, dignifica el trabajo y permite ganar reconocimiento dentro de una CCS, cuyo objeto social principal es la cosecha de frutales, sin embargo, “ahora hay que contar con nosotros”, comentó.
La fábrica de quesos también labora en función del Programa de Adelanto de la Mujer e incorporó a cinco féminas a la producción de alimentos al delegar en ellas la responsabilidad de elaborar el producto destinado, por el momento, a la comercialización para el consumo social.
Antes eran solo las esposas de los ganaderos o las amas de casa, ahora se sienten empoderadas al asegurar el valor añadido de las producciones, incluso algunas obtienen beneficios económicos superiores a sus cónyuges, teniendo en cuenta que devengan hasta cinco mil pesos mensuales, expuso Maité.
Los favorables vínculos con la industria láctea permiten adquirir la tecnología e insumos necesarios para procesar y garantizar la inocuidad en las fabricaciones; también facilitan el acceso a programas de capacitación, de manera que “nos sentimos como otra de sus unidades empresariales de base”, refirió Cruz Hidalgo.
“Las Margaritas” apuesta al desarrollo sostenible al disminuir la dependencia del Sistema Eléctrico Nacional, mediante el aprovechamiento de fuentes de energía renovables como la luz solar y el biogás, para lo cual aseguró el montaje de un parque fotovoltaico y calentadores solares, construyó un biodigestor y adquiere medios de transporte eléctricos.
Además del estiércol del ganado, prevén utilizar el suero para obtener biogás, en su firme propósito de lograr la soberanía energética.
A sus múltiples valores el proyecto añade la atención a personas del área en condiciones de vulnerabilidad (niños, ancianos, discapacitados y enfermos) y al Hogar de Niños sin Amparo Familiar, al garantizar la entrega de leche y sus derivados para facilitarles una adecuada nutrición.
Consciente de las obligaciones sociales y pletórica de satisfacción, Maité recuerda los días tristes del pico pandémico de la COVID-19 en Ciego de Ávila, cuando aportaron leche y otros alimentos al centro de aislamiento emplazado en Ceballos Ocho.
En la actualidad, el proyecto fomenta el desarrollo integral de la ganadería en la zona, en cuatro bloques que garantizarán, de forma sostenida, el aumento del número de fincas ganaderas, la cantidad de animales y la producción de leche y carnes, a la par del mejoramiento de las condiciones de vida y trabajo de las familias.
Las estrategias para progresar contemplan la cosecha de alimento animal y preparación de abonos orgánicos, además de servicios pecuarios y logísticos.
Entre las proyecciones están producir a plena capacidad (hasta cinco mil litros de leche diarios) e importar la tecnología requerida para fabricar helados, alimento con alta demanda entre la población cubana.
Pretenden lograr el autoabastecimiento municipal de lácteos, sustituir importaciones, incluidas las destinadas al desarrollo del turismo en el archipiélago Jardines del Rey, e insertarse en el mercado internacional con sus productos líderes (quesos y lactonesa).
Parecen metas inalcanzables pero la perseverancia, el empeño y el trabajo de las familias ganaderas permitirán que en pocos años sean resultados reales, porque la ganadería y el país lo necesitan.
