El gesto solidario y espontáneo de los cubanos, una vez más, se reveló con la entrega de una gran cantidad de donaciones en la Dirección Nacional de los Comité de Defensa de la Revolución destinados a las familias damnificadas por la explosión del hotel Saratoga.
Más de un centenar de cajas con vestuario para mujeres, hombres y niños, productos de aseo, alimentos, juguetes, libros, calzado, enseres de cocina, ropa de cama, y otros artículos, comenzaron a llegar desde el mismo instante en que ocurrieron los hechos sin que mediara ningún tipo de convocatoria oficial.
Bultos grandes provenientes de dependencias de BioCubaFarma, Organismos Centrales del Estado, empresas estatales, Mipymes, proyectos socioculturales, trabajadores por cuenta propia, y personas de toda La Habana conmovidas con el dolor ajeno, se entregaron con la confianza de que llegarán a aquellos que lo perdieron todo en el siniestro.
En la tarea de ordenamiento y clasificación de los artículos laboraron de manera voluntaria estudiantes de la Universidad de la Habana y del Instituto Superior de Relaciones Exteriores, más otros jóvenes del Comité de Base de la UJC de la Cancillería, quienes sellaron las cajas.
Alejandro Palmarola Bejerano, un voluntario, narró que han trabajado intensamente en estos días con el embalaje de más de 120 cajas de diferentes tamaños.
Puso el ejemplo de las Mipymes Taxi-René y Bici-Solidaria que recogieron paquetes en casas desde las cuales nadie podía trasladar la donación hasta los CDR, pero aun así querían aportar.
La carga se trasladó en dos camiones hacia el gobierno municipal de la Habana Vieja, donde se prepararon módulos para repartir de manera igualitaria y con la mayor rapidez posible. Hasta allí también llegan personas y empresas con sus donaciones.
Según nos explicaron los colaboradores, todos los días laboran desde muy temprano en la mañana y hasta altas horas de la noche, y cada día se entrega a las familias afectadas los productos donados.
También se llevaron donaciones a los hospitales, a familiares de las víctimas, e incluso a los rescatistas.
Esta muestra de amor nos dignifica, aunque todos sepamos que el cubano es de la estirpe que comparte siempre lo que tiene y no lo que le sobra, lo que habla de su humanismo.