Escuché a principios de los 70 del siglo pasado que en Pinar del Río varias auras tiñosas se habían lanzado picotazos contra naves de cría de pollo, lo cual es insólito en el caso de aves carroñeras.
Quien lo contó, explicó que ya no abundaban los animales muertos tirados en los campos ni en tampoco en las ciudades, por lo cual ante la hambruna, las auras intentaron alimentarse de seres vivos.
A la espera de que alguien confirme si ocurrió o no, recordamos que tales animales son mencionados cuando alguien se encuentra frente a un problema al que no se le encuentra solución por mucho que se busque.
Tales complicaciones suelen aparecer normalmente en el curso de la vida, sin que uno los busque, pero otras veces llegan unos personajillos que no siempre con malas intenciones, informan a los superiores o a quienes deben servir, el cúmulo de dificultades que tienen para cumplir sus obligaciones.
Los hay quejosos para todo, hasta cuando están en la mejor de las situaciones, expresan la causa de su pesar hasta llegar a interiorizarlo y creerlo firmemente, perdiendo así oportunidades de ser felices y disfrutar de lo que tienen con la pesadumbre que da imaginar cómo será cuando les falte lo que poseen.
Cuando a mediados de los años 70 del siglo pasado hubo ventas como estímulo, de vehículos mayormente Fiat, Lada. Peugeot y Lada, uno de los beneficiados comentaba con otro que también había adquirido un carro: Y cuando se rompa hay que andar a pie buscando cómo arreglarlo.
A lo que su interlocutor contestó: oye, el carro es nuevo, disfrútalo mientras funcione, y si es tanto problema andar a pie para arreglarlo, mejor devuélvelo y sigue a pie para que no sufras más.
Al quedarnos solos, quien dio tan atinada respuestas agregó: Somos tres amigos con carro, y a este no se le ocurre que nos unamos en un trío él, tú y yo para ayudarnos o buscar cualquier otra solución en vez de estar sufriendo una cosa que es en el futuro.
En viajes de vacaciones exactamente en el año 1985, los tres nos encontramos casualmente en El Conejito de Aguada de Pasajero en la Autopista Nacional para abastecernos de combustible, y este diálogo fue inevitable:
-¿Cómo estas resolviendo cuando se te rompe el carro?
-Nunca se ha roto. Lo llevo al taller a los mantenimientos y aprovecho para caminar y combatir el sedentarismo.
-Chang, ¿estas oyendo eso? Menos mal que parece que este no se ha pasado estos diez años sufriendo algo que todavía no le ha pasado…
-Ustedes están locos. Yo no sé de qué están hablando. Voy a traer el carro para echar gasolina, que lo tengo parqueado allá.
-Sí, busca el carro en tu parqueo, pero cuando vengas no nos vayas a parquear ninguna tiñosa, que estamos en viaje de paseo y vacaciones, y no queremos que nos pongas la felicidad en el pico de la tiñosa.
Por si acaso alguien no entendió la frase final: Parquear una tiñosa equivale a plantear un problema de muy difícil solución, o sin ella, y una tiñosa significa una dificultad enorme. Y estar en el pico de la tiñosas significa estar en aprietos.