A Migdalia le metieron el hijo preso tras las protestas del 12 de julio en la Güinera. Brusnelvis Adrián tiene dos décadas de vida y ha sido sentenciado a 15 años de cárcel.
En el juicio no se presentaron pruebas contundentes en su contra. En las imágenes donde supuestamente se le veía participar en los hechos, no pudieron identificar sus brazos tatuados.
A Migdalia, sin su hijo, la vida no le interesa. Ella también sufre una condena, una condena invisible.
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