Donal Duarte. Foto: Agélica Arce Montero/Cubadebate.
El mítico número 12 de Pinar del Río siempre fue un espectáculo dentro y fuera del terreno de béisbol. Si el juego era en el estadio Capitán San Luis, crecía la interacción con el público. Era casi un actor, y el partido, una obra de teatro. Tenía muchos espectadores encima y eso le gustaba.
Había acciones, batazos, que antes de que la bola tocara suelo ya recibían el aplauso de sus seguidores. Otros los dedicaba a un fanático o a alguna muchacha bonita que divisaba en las gradas.
Así, encuentro tras encuentro, jugaba con soltura como pocos sobre la tercera base y su carisma hacía aumentar el número de seguidores entre la afición que venía a verlo jugar desde todas partes de la provincia.
Admirado por unos y criticado por otros, Donal Duarte no pasaba desapercibido y durante 18 temporadas con el equipo de Pinar del Río se mantuvo en la élite.
“Mi abuelo, mi papá y mis tíos jugaban en el municipio San Luis. Les gustaba mucho la pelota y por eso fui inclinándome por este deporte. Siempre tuve una familia muy unida. Por donde iban unos, salían los otros”, recuerda durante una conversación en el Capitán San Luis.
Cuenta que su tío Lázaro, incluso, fue quien le puso Donal (sin d al final), un nombre poco común a inicios de la década de 1980 en Cuba. “Decía que, para él, Donal era de gente fuerte, popular, líder y de corazón. Que, con ese nombre, su sobrino tenía que ser pelotero.
“Ellos crearon en mí la pasión por el béisbol y no podía decepcionarlos, aunque me encontrara piedras en el camino”, me dice en medio de una sesión de entrenamiento de la preselección vueltabajera sub-23.
“Cuando empecé en la EIDE Ormani Arenado corría el Periodo especial. Fue una experiencia fuerte. Había muy pocos recursos. Hubo una época en que no tuve ni spikes, pero seguí esforzándome y pude lograr lo que soy”, continúa recordando.
Y al momento me dice que pregunte lo que quiera, “que ya el entrenamiento está al concluir y hoy ando contento, porque comienzo a ver los frutos de mi trabajo”.
Donal Duarte, el 12 de Pinar del Río. Foto: Radio Reloj.
De los directores con los que trabajó, ¿a cuál prefiere?
–A Alfonso Urquiola. Quisiera que siempre estuviera a mi lado. Jorge Fuentes fue muy buen director, casi como mi padre. Y es verdad que me inicié con él, pero logré mejor relación con Alfonso. Me entendía a la perfección. Era como un psicólogo.
“Tengo una anécdota. En la Serie 50 perdimos seis juegos seguidos (tres en Santiago de Cuba y tres en Guantánamo). Estando en la guagua, Urquiola se paró serio y dijo: ‘El escuadrón de la muerte, por favor, no tire más con bala salva, tire a matar’. Le gustaba decir esa frase. Era muy ocurrente, y esa confianza que nos trasmitía era lo que nos hacía salir a jugar sin miedo”.
¿Qué amigos ganó en el béisbol pinareño?
–Todo el mundo sabe que mi mejor amigo por diez años fue Pedro Luis Lazo. Me dio muy buenos consejos. Después, William Saavedra, que es mi primo hermano. Terminé mi carrera con las mejores relaciones con Saavedra.
¿Cómo andan las relaciones con Lazo?
–No nos llevamos, pero tampoco tengo nada en su contra. Él tiene su mundo y yo el mío.
“La sanción que me imposibilitó participar en la segunda serie que dirigió Pedro Luis fue una de las cosas que me hizo salir del béisbol. Estuve un año en la casa sin hacer nada, y después, cuando regresé, ya no podía. Esa sanción me hizo acabar con mi carrera”.
¿Cuáles serían entonces los mejores y peores momentos de su carrera deportiva?
–Lo mejor fue que siempre jugué con Pinar del Río. Con fiebre, con dolor de cabeza…, nunca dejé de asistir a un partido. En cuanto a resultados, recuerdo con satisfacción la Serie 50 (Serie de Oro): conecté 26 jonrones, nunca había dado 20, y terminé con 74 impulsadas.
“La Serie Nacional 53 fue importante también, porque en solo tres años volvimos a ganar el campeonato. En esa temporada fui receptor. Eso me marcó.
“Igualmente, la Serie del Caribe 2015 significó mucho. Después de 50 años, Pinar del Río venció en ese torneo y yo estaba ahí.
“Lo peor, esa sanción que comentábamos. Mi carrera venía muy estable. Fueron extremistas conmigo por no jugar la provincial. La medida disciplinaria era de tres meses a un año, y me pusieron el máximo.
“En lo personal, creo que, por mi rendimiento, pude haber hecho más veces el equipo Cuba, pero tenía dos terceras bases que eran los mejores: Yulieski Gourriel y Michel Enríquez. Igual considero que pudieron haberme dado la posibilidad de integrar el conjunto en otra posición.
“De todos modos, viajé varias veces al extranjero. Participé en el campeonato mundial juvenil en Canadá (2000), un premundial en Colombia (2004), el torneo de Rotterdam, Holanda (2007 y 2011), y la Serie del Caribe (2015). Pero, como tal, al principal equipo Cuba nunca fui convocado”.
Donal Duarte. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate
¿Qué no le puede faltar a un tercera base?
–Primero quiero contarte que esa posición me escogió a mí, en lugar de yo a ella. Fui hasta lanzador, pero mi especialidad comenzó siendo la de torpedero, y mi ídolo, Germán Mesa.
“Cuando llegué al equipo Pinar del Río, ya había un campocorto regular. Por eso me cambiaron a la tercera base. Entonces, busqué como referente a Omar Linares.
“A un antesalista no le puede faltar concentración, valor, reflejo y amor por la posición. Esto último fue lo que más me ayudó”.
¿Cuál fue el lanzador más difícil?
–Luis Miguel Rodríguez, el Conde, de Holguín. Era un pícher lateral, tenía recursos. Me pichaba bien, me dominaba. Él mismo se reía conmigo cada vez que me enfrentaba. Me acuerdo perfectamente.
Fue por casi una década el capitán del equipo Pinar del Río. La afición afirmaba que lo mismo podría ser un líder positivo, que negativo.
–Siempre que uno está bien es líder positivo, pero cuando las cosas empiezan a salir mal, que quieres ayudar al equipo y no puedes, la gente te ve como líder negativo. Más bien son rachas del béisbol, del entrenamiento deportivo.
“Es verdad que baja tu ánimo, no estás bien psicológicamente y por eso la afición piensa que quizás lo haces intencionalmente. Pero para nada, nunca fui un líder negativo. Lo que pasa es que cuando estaba bien, era de una forma, y cuando no, de otra. Eso le pasa a todo el mundo.
“Si la afición recuerda, la primera fase de la Serie 57 que dirigió Lazo, fui uno de los que mejor estuvieron, para ayudar a la clasificación. Casi todos mis compañeros se enfermaron con conjuntivitis y yo me quedé ayudando a los muchachos jóvenes.
“Ahora, la segunda etapa no la empecé bien. Después, me fui recuperando, pero al final ya Pinar del Río estaba para no clasificar. Uno se desmotiva. No estuve a mi altura en la segunda fase, pero por eso no me considero un rompe grupos.
“A lo largo de mi carrera lo que he tratado es de unir. Y cuando enfrentamos aquel éxodo casi masivo, después de la Serie 53, ahí estuvo Donal intentando acoplar los que quedamos con los nuevos que llegaban. En todas las selecciones que he jugado en mi vida he ganado campeonatos”.
¿Es cierto que simpatiza con Industriales?
–Pinar del Río es mi equipo. No jugaría en ningún otro, pero el segundo es Industriales, porque mi familia, aun siendo pinareña, es fanática de Industriales. A mis tíos les gustaba mucho y a mí también. Desde niño es lo que vi, lo tuve en mi mente. Pero te repito, prefiero a Pinar antes que a los demás equipos.
“Es verdad que mi color preferido es el azul, que disfrutaba jugar en el Latinoamericano, pero me gustaba más el Capitán San Luis. Allí siempre estuvo mi pueblo, mi público… Fue donde se me apoyó desde las gradas cuando hacía alguna buena jugada. También, donde se me criticó, pero me quisieron más que lo que me criticaron”.
Como parte de la familia del béisbol pinareño, ¿qué recomienda para mejorar la ofensiva, una deuda pendiente en las últimas campañas?
–Además de insistir en potenciar la velocidad en función de la ofensiva, le faltan sluggers. Pinar del Río carece de eso. Solo contamos con Saavedra, pero tampoco tenemos ahora mismo el personal que trabaje con esos muchachos.
“Hay en la provincia glorias del deporte como Luis Giraldo Casanova, Lázaro Madera y Daniel Lazo, que son los que deben atender la primera categoría, pero no los llaman. En estos momentos trabajan conmigo en el sub-23.
“Si ellos fueron los sluggers en Pinar del Río, son los que saben y dieron jonrones en esta
La preselección pinareña, categoría sub23 entrena en el Capitán San Luis. Foto: Angélica Arce Montero/ Cubadebate.
¿Qué prioriza en el entrenamiento del conjunto pinareño sub-23, ahora que está en la dirección?
–Lo primero que estoy haciendo es un trabajo de grupo. Me gusta mucho que en los equipos los peloteros se lleven bien, que sean una familia. Eso lo aprendí de Urquiola y así ganamos campeonatos.
“Igualmente, pulimos las deficiencias. Nuestro objetivo es estar entre los tres primeros lugares y superar el desempeño de ediciones anteriores. Tenemos calidad para eso.
“Contamos con un buen cuerpo de lanzadores, el área más fuerte. Raciel Sánchez trabaja con ellos. Para mí, Raciel es el mejor entrenador de picheo de este país. Estamos enfocados y debe salir el resultado”.
¿Había pensado antes en la dirección?
–Comencé a hacerlo cuando dejé de jugar. En ser coach nunca había pensado. No todo el mundo lo es. Pero me siento bien a la hora de dirigir, porque siempre estuve al lado de Urquiola y de Jorge Fuentes. Me sentaba con ellos en el banco. Aprendí bastante y aquí estoy tratando de que me salgan las cosas.
“Tengo 40 años y muchas ganas. Aspiro a ser un buen mánager para ayudar a Pinar del Río”.
¿Qué cree que le faltaría al béisbol pinareño, y al cubano de forma general, para mejorar?
–Más motivación y dedicarle mayor atención. Además, cambiar la fecha de la Serie Nacional, para que los peloteros contratados puedan jugar. A la afición le encanta ver lanzar a Moinelo, a Raydel Martínez, esperar el turno al bate de Despaigne… En fin, muchos otros. Hay quienes van al estadio solo a verlos.
“Entonces, sería bueno que en un momento determinado ellos estuvieran en la Serie, aunque existan regulaciones. Así, aumentaría la calidad. Ya en eso se está pensando y la próxima temporada debe comenzar en septiembre, según leí.
“Te puedo decir, también, que si esos contratados son los mejores de Cuba, ¿por qué no podemos verlos en nuestra pelota? Los peloteros cubanos son los mejores cuando van a jugar a otro béisbol.
“En la Liga Canadiense-Americana (Can-Am), Mayeta y yo éramos cuarto y quinto bates de los Capitales de Québec. Sabemos que necesitamos los contratos, pero tenemos que darle más importancia a nuestro campeonato”.
¿Qué considera de la serie selectiva o élite?
–No estoy de acuerdo, porque se quedan peloteros sin jugar. Prefiero concentrar la calidad en la Serie Nacional, con los que juegan fuera. Además, será difícil, porque hay atletas que tendrán que jugar en provincias que no son las suyas.
“Eso no me gustaría, y a la larga se ha demostrado que no es igual que jugar con el equipo de uno. Otra cosa sería si fuera un campeonato corto, concentrando la fuerza del béisbol, como una preselección… Pero un torneo con 50 juegos entre seis conjuntos. No lo creo.
“En el mundo entero se juega entre una mayor cantidad de equipos, con más partidos, y se obtienen excelentes resultados. Debemos concentrar la fuerza de béisbol en la Serie Nacional y ponerle todo lo que tenemos”.
El retiro se efectuó el 16 de abril de 2022.Foto: Radio Guamá.
El retiro…
–No esperaba que el pueblo pinareño me quisiera tanto. Recibí una gran atención en los municipios a los que fui. Fue muy lindo. Y el homenaje en el Capitán Luis me sorprendió.
“Mi retiro fue en un juego de Pinar del Río contra Industriales. Siempre recordaré la tarde del sábado 16 de abril de 2022. Y dejamos al campo a Industriales, en el décimo inning, ocho carreras por siete. Estoy agradecido por el amor que demostró mi pueblo hacia mí.
“Quiero que me recuerden como el Lobo, me gusta que me digan así. El narrador Sebastián Ferrer Pimienta no fue el que me lo puso, pero sí el que lo divulgó. Somos del mismo municipio, de San Luis.
“Estoy complacido con que se quede ese sobrenombre, porque el lobo es un animal feroz, con muchas garras. Así era yo, para arriba del lío.
“Esa siempre fue mi carta, la seguridad, la confianza en mí mismo. Fíjate que no tengo rituales ni soy muy supersticioso. Creo en Dios, a mi forma.
“Soy libre de expresión. Me acostumbré a decir lo que pienso. Por eso he caído bien y también mal. Pero solo pienso en aquel al que le he caído bien y luego ha venido a pedir consejo.
“Le enseñaré a mis alumnos que siempre piensen en el béisbol y no en el resultado individual, que piensen en el equipo”.
Se cumplió a la perfección el pronóstico de su tío, de que llamándose Donal tendría que ser pelotero. ¿Ha pensado en lo que sería su vida si se hubiera dedicado a otra cosa?
–No me imagino lejos de la pelota. Por eso, después del retiro he regresado. En mis tiempos libres me encanta estar con la familia, bailar, jugar baloncesto, ir a la discoteca… Pero, más que todo, me gusta el béisbol. Es lo mío.
***
Donal se despide. Le hago una foto y acto seguido se dirige a repasar con los entrenadores la rutina de preparación de la próxima jornada. Va contento. Vive convencido de que “cuando se hace el trabajo, el terrero es el que dirá la última palabra”.
Escuche aquí:
Entrenamientos en el Capitán San Luis. Foto: Angélica Arce Montero/ Cubadebate.
Entrenamientos en el Capitán San Luis. Foto: Angélica Arce Montero/ Cubadebate.
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