Dentro de las más de cuatro décadas de nuestra trayectoria profesional dedicadas a la radio, preservo con particular añoranza mi entrega al programa Encuentro con la Música, de Radio Progreso, hacia finales de los años setenta.
Recién graduado de la carrera de Historia del Arte, comprendí de inmediato el privilegio otorgado por la vida de poder ofrecerle a los oyentes las excelencias de una música verdaderamente universal que apenas era difundida por la radio cubana de aquel entonces.
Era, justamente, la posibilidad de encontrarte lo mismo con la obra del citarista hindú Ravi Shankar que con la rumba de los Muñequitos de Matanzas, o con el rock sinfónico del grupo Kansas. Pero también podíamos descubrir a magníficos intérpretes de la Nueva Canción, y fue en este programa donde conocí la música de Eugenia León.
Imagínense la agradable sorpresa recibida al enterarme de la noticia de que el hermano pueblo de México, como país invitado a esta edición de la Feria Internacional del Libro, nos honra con la presencia de una vocalista del notable rango artístico de Eugenia León.
Con una relevante trayectoria respaldada por la grabación de una treintena de discos, entre los méritos de esta primerísima figura de la canción contemporánea mexicana, está el de haberse mantenido fiel a aquella joven de 16 años que se quedó profundamente impactada por la interpretación de ese clásico del Violín de Becho, a cargo nada menos que por la inmensa Mercedes Sosa.
En estos tiempos donde la banalidad campea por su respeto, al engañar a muchos con mecanismos de pura falacia, propios de un mercado que pretende exaltar cantantes carentes absolutamente de talento, poder disfrutar de la actuación de Eugenia León significa mucho más que ir al encuentro de un concierto donde de seguro, primará el buen gusto de un selecto repertorio. Será una oportunidad única para incluir entre nuestros artistas preferidos a esta prestigiosa interprete, dueña de una exquisita voz que nos dejará impactados por su radiante carga de emotividad.
No cualquiera triunfa en el Carnegie Hall de Nueva York ni tampoco en el Palacio de la Ópera en El Cairo. Por lo tanto, créanme, Eugenia León es de las personalidades que tenemos que recibir y despedirla con fuertes aplausos, pero de pie. No nos vamos a arrepentir de haber compartido semejante experiencia.