El coro de cámara Entrevoces, dirigido por la maestra Digna Guerra, ya ha ofrecido dos conciertos en Islas Canarias como parte de su gira por esta parte de la geografía ibérica. Invitados por la Sociedad Cultural Canarias Canta y con el auspicio del Instituto Cubano de la Música y el Ministerio de Cultura de Cuba, esta visita se enmarca en los agasajos por su aniversario 40, además de otras actividades. Una de ellas es la conformación de la Plataforma Iberoamericana de Movimiento Coral, iniciativa gestada por Dimitri Díaz, presidente de Canarias Canta y quien ha sido el principal impulsor de esta visita.
El primer contacto musical del coro cubano con el público en esta isla ocurrió el pasado martes en la Sala Infanta Leonor en la ciudad de Arona, encuentro que contó con la presencia de Alberto Delgado, concejal de cultura en dicha localidad y quien ese mismo día había recibido a nuestros músicos junto al alcalde en el ayuntamiento de la ciudad.
Para dicha presentación, el programa escogido por Entrevoces estuvo conformado por obras del repertorio universal, de autores y géneros diversos como Moisés Simons, Carl Gustav Boberg o Carlos Guastavino, por citar solo algunos. En todos fue palpable el dominio de las obras, la aprehensión de que ellas ha transmitido Digna a sus cantores así como la lograda interpretación por parte de coro y solistas, destacándose varios de estos últimos como Alejandro Garbey o Yorlan Arencibia, ambos tenores.
Un repaso por obras como Alma llanera y Fina estampa -por ejemplo- contrastaba con otras que podrían considerarse antagónicas en forma y concepto sonoro, pero que gracias a la maestría y a la exquisitez musical de Entrevoces, rompe todo simplismo o acomodamiento.
Ayer se presentaron en el importantísimo teatro Leal en la ciudad de La Laguna, poseedor de una imponente acústica y cuya construcción se asemeja a nuestro Teatro Martí o el Tomás Terry. Esa sala fue construida en 1915 y conserva la estructura original de tipo herradura o en extremos semicircular a pesar de su modernización.
Ante un exigente auditorio incluyendo cantores y músicos locales, los cubanos nuevamente pasearon por diferentes estilos para mostrar su fortaleza coral y transitar con naturalidad por la música sacra, la cubana o la norteamericana.
El auditorio deliró literalmente, motivo por el cual Entrevoces tuvo que continuar en el escenario durante más tiempo para complacer a quienes aclamaban a nuestros artistas. Al finalizar el concierto, les fue otorgada una placa conmemorativa por parte de autoridades de la ciudad, quienes también habían mantenido un encuentro horas antes con el coro.
Uno de las obras interpretadas a modo de ancore y que provocó una prolongada ovación fue Seaside Rendezvous, de Freddie Mercury, lo cual reafirma el carácter ecléctico de Entrevoces, un coro con extraordinaria coherencia y una solidez vocal como pocos de su tipo.