Internacionalmente son conocidas como drogas porteras o primarias el alcohol y el tabaco, por constituir la puerta de entrada a la dependencia (incapacidad de dejar de consumirlas). Asimismo, la masividad global de su consumo, desde edades tempranas, conduce peligrosamente a la adicción de otras sustancias aún más dañinas para la salud física, mental y el comportamiento del individuo.
Pero no son las únicas que se convierten en peligroso trampolín a las puertas del infierno. Cada vez son más acompañadas por medicamentos de uso terapéutico, que utilizados de manera indebida o abusados, se convierten en posibles detonantes de nuevos consumos y tragedias.
En este contexto, los adolescentes y jóvenes constituyen segmentos del entramado social altamente vulnerables, pues cada vez bajan más las edades de iniciación en el alcoholismo y el tabaquismo, considerados, desde hace tiempo, entre los principales problemas de salud pública en el planeta.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo del alcohol en los adolescentes se inicia a los 11,7 años de edad, mientras se declaran fumadores entre los 11 y 15 años.
En el último Informe Mundial de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), publicado en marzo de 2022, se denuncia que las redes sociales tienen un impacto cada vez más negativo como promotoras del consumo de drogas, al tiempo que estimulan conductas negativas, sobre todo entre los jóvenes, que son los principales usuarios y están dentro de un grupo etáreo con altos índices de consumo de esas sustancias.
PELIGRO SIN CRUZAR
Si involucrarse en el consumo de drogas ilícitas a partir de las drogas porteras es sumamente peligroso, el hecho de caer en el abuso del alcohol y del tabaco es un factor de riesgo de alta preocupación. Cada año, más de ocho millones de personas fallecen a causa del tabaco y más de tres millones por el consumo nocivo del alcohol, según datos de la OMS.
En su libro Cómo enfrentar el peligro de las drogas, el recientemente fallecido doctor en Ciencias Ricardo González Menéndez, miembro emérito de la Academia de Ciencias de Cuba, sostuvo con sus investigaciones que «la trampa de todas las drogas está en que producen minutos de bienestar artificial a cambio de años de sufrimiento para el consumidor y sus seres queridos; esto último se reconoce, generalmente, solo al cabo de muchos años de consumo, si no se recibe ayuda antes».
Añade que el uso excesivo del alcohol y de drogas ilegales disminuye entre 12 y 15 años la esperanza de vida, y que las últimas casi siempre conducen al crimen. Recuerda, además, que cada cigarro consumido reduce en nueve minutos la vida del adicto.
El abuso del alcohol provoca trastornos digestivos en el aprovechamiento de las vitaminas; inflamación en la lengua, el esófago y estómago; diarreas, úlceras gástricas y duodenales; várices esofágicas; cáncer gástrico, de la boca y del esófago; lesiones sobre el hígado, como la hepatitis, hígado graso y cirrosis hepáticas. Además, produce lesiones sobre el páncreas.
También es causante de pesadillas, insomnio, dolores de cabeza, temblores, convulsiones, celos enfermizos, depresión con ideas y conducta suicidas, alucinaciones, delirios de daño y persecución, así como cambios importantes en la manera de ser, en la memoria y las capacidades. Trae consigo trastornos serios de las funciones sexuales, al tiempo que causa arteriosclerosis temprana, hipertensión arterial e infarto del miocardio.
El tabaco, aunque su consumo prácticamente no afecta la conciencia, determina el mayor número de muertes por enfermedades prevenibles; provoca cáncer en las vías respiratorias, pulmones y gástrico; bronquitis crónica, faringitis, laringitis, disnea y disminución de la elasticidad de los pulmones (enfisema). Su efecto excitatorio provoca ansiedad, temblores, trastornos en la concentración, dolores de cabeza, mareos, zumbido de oídos y afectación del equilibrio.
El consumo simultáneo y excesivo del tabaco y del alcohol puede conducir a la pérdida de la visión por neuritis óptica retrobulbar.
Por otra parte, el uso indebido de medicamentos registra los mayores impactos en el mundo en los relacionados con los opioides (que alivian el dolor); los depresores o los estimulantes. Los primeros pueden causar adicción, depresión respiratoria severa y la muerte; los segundos provocan somnolencia, deterioro del funcionamiento mental, visión borrosa y náuseas; mientras que los últimos causan irregularidades en el ritmo sanguíneo y paranoia.
La bibliografía especializada alerta que consumir estas sustancias puede interferir en el proceso de desarrollo del cerebro, que se extiende hasta los 25 años de edad, y mientras más temprano comiencen a utilizar esas sustancias, mayores serán las posibilidades de seguir consumiendo en el futuro.
INMUNIZAR CON VALORES Y AFECTOS
Adolescentes y jóvenes constituyen una preocupación mundial por los factores de riesgo que les acechan, por lo que lo más efectivo se considera la prevención, y por ello se sugiere incrementar su participación social y mejorar sus hábitos de vida, con la inclusión del deporte y formas sanas de recreación. Unido a lo anterior, inmunizar con valores y dotar de una cultura general integral, que los prepare para asumir situaciones complejas y ampliar la capacidad de reacción y recuperación ante las frustraciones.
Señala la literatura especializada que la prevención debe comenzar en edades tempranas, con una educación basada en la moderación, reforzada con el ejemplo de la familia, así como acciones que fomenten la autoestima y habilidades sociales. En sus Recomendaciones en el ámbito familiar para prevenir las drogadicciones, el doctor Ricardo González Menéndez deja algunas sugerencias:
- Haga su mayor esfuerzo para garantizarles a sus hijos un hogar estable donde exista amor, armonía y ejemplaridad.
- Trate por todos los medios de convertirse en amigo y confidente de sus hijos.
- Evite que sus hijos manipulen mucho dinero hasta que tengan responsabilidad para hacerlo.
- Los padres son los modelos más importantes para sus hijos. Evite que lo copien en el consumo de tóxicos y que lo vean en estado de embriaguez.
- No vincule los tóxicos con la expresión de amistad, amor y solidaridad.
- Nunca use tóxicos como apoyo para enfrentar problemas.
- El probar por curiosidad algún tóxico es sumamente peligroso; recuerde que ese es el primer paso en falso y nadie puede predecir qué ocurrirá después.
La voluntad política de Cuba de tolerancia cero ante el tráfico y consumo de drogas ha permitido desarrollar una estrategia que prioriza su abordaje con un enfoque preventivo, inclusivo de todo el tejido social, multilateral e interdisciplinario, convencido de la importancia de la cooperación internacional en la materia.
