La versatilidad convierte a Fatih Akin en uno de los directores más renombrados del denominado Nuevo cine alemán. Sin embargo, para una parte de la sociedad alemana, Akin es un realizador turco capaz de nutrirse de la cultura de sus padres y del entramado urbano donde se crió, el barrio multiétnico de Altona, en Hamburgo, escenario de su laureado filme En la sombra (2017), con Diane Kruger encarnando a una viuda vengadora a la que los neonazis le asesinan a su esposo turco y a un hijo.
Nacido en Hamburgo, en 1973, Fatih Akin ha desarrollado una exitosa carrera no exenta de polémicas a causa de los fuertes contenidos de sus filmes, asociados algunos de ellos a Rainer Werner Fassbinder, el prodigioso director alemán fallecido a los 36 años de edad.
En 2004, Akin sorprendió con su primer largometraje, ganador de varios premios internacionales, entre ellos el Oso de oro del Festival de Berlín. Contra la pared es su título y, para no pocos, clasifica como lo mejor de la filmografía del director turco- alemán. Se trata de un intenso drama cuyo conflicto comienza cuando una joven de 20 años le pide a un hombre que le dobla la edad que se case con ella. Los dos son turcos-alemanes viviendo en Alemania y han intentado quitarse la vida; él un alcohólico toxicómano atormentado por una pérdida sentimental, y ella una muchacha a quien le gustan demasiado los placeres mundanos de la vida para cumplir los requisitos propios de una musulmana tradicional, exigidos por su familia.
Contra la pared, que estrenará la televisión, está concebido desde una estética revitalizada conocida como el nuevo neorrealismo turco, movimiento con excelentes filmes a su haber. El conflicto se dispara luego de concretarse un falso matrimonio, argumento ya visto, principalmente en clave de humor, y el propio director reconoció que, en un primer momento, se había propuesto filmar una comedia. Pero ni pensarlo. Veremos entonces, desde un remarcado hiperrealismo, un drama de violencia física y sicológica estremecido por sexualidades frenadas a causa de las exigencias de la tradición islámica.
Una honestidad sin complacencias marca este relato entre un hombre y una mujer que parecieran perturbados mentales en su incapacidad de establecer valores sentimentales que pongan nuevos rumbos a sus vidas. ¿Hay amor entre ellos? La película exige un largo y sorpresivo camino hacia una respuesta, que no se parecerá a ninguna antes vista con un tema parecido.
Las actuaciones son magníficas y, hablando del personaje de la debutante actriz Sibel Kekilli (que luego desarrollaría una fructífera carrera), el director Fatih Akin estableció que las familias turcas, viviendo en Alemania, ejercen una presión dogmática sobre sus mujeres mucho más intensa que si estuvieran en Turquía.
De cómo se rebela ella, y de la singular asociación amorosa que pacta con el otro protagonista (Birol Ünel, actor fetiche de Akin) crece esta película de tantas lecturas como asombros.