MIAMI, Estados Unidos. – Hace 51 años falleció en Santiago de Cuba el gran Miguel Matamoros, cantante, guitarrista, compositor, fundador del Trío Matamoros y autor de temas imprescindibles dentro del repertorio musical cubano.
Matamoros había nacido en la misma ciudad de Santiago de Cuba, el 8 de mayo de 1894. Aunque no tenía formación académica, incursionó con éxito en casi todos los géneros y ritmos de la música popular cubana. Su producción musical sobrepasa los 200 títulos.
En vida, alcanzó una inmensa popularidad y fama. Muchos de sus temas se consideran verdaderos clásicos que han sido versionados por numerosas estrellas de la música cubana e internacional.
Numerosas biografías recuerdan que antes de su consagración como artista Matamoros desempeñó diversos trabajos además de músico: fue reparador de líneas telegráficas y telefónicas; trabajó en las minas de cobre de Oriente; fue mensajero, pintor de casas, carpintero, aserrador, agricultor, chofer particular y trabajó en la fábrica de ron Bacardí, entre otras ocupaciones.
En 1923, Matamoros grabó por primera vez una de sus composiciones más conocidas: “Mamá, son de la loma”. Además, otros temas suyos, como “Lágrimas negras”, “El que siembra su maíz” y “Santiaguera”, entre otros, alcanzaron una inmensa popularidad.
De acuerdo con el periodista Walter G. Magaña, el repertorio de Matamoros “incluye piezas de la más fina orfebrería musical antillana”. Según ese autor, el santiaguero fue “un trovador de ideas frescas, ritmo elocuente y buen gusto que sabía ponerle humor a sus composiciones”.
“En el índice de sus creaciones, que incluyen sones, boleros, guarachas y otros géneros del amplio repertorio del cancionero popular cubano, muestra concepciones del más puro sabor de su provincia oriental. Obras que por su alta calidad melódica y rítmica, permanecen vigentes y aparecen refrescadas en nuevas versiones”, también indica el especialista.
Por su parte, numerosos estudiosos de la música popular cubana han destacado el ingenio creador de Matamoros y, particularmente, su “intuición natural y vigorosa”, unida a su “rica cultura oral”.
Con estos dones, el músico logró sintetizar creativamente acentuaciones y ritmos afros con romances y cantares antiguos hispanos, recuerda Magaña.
Por otro lado, “las letras de sus composiciones han sido objeto de estudio de literatos, psicólogos y siguen hoy en día gozando de modernas interpretaciones. No hay músico que resista el hechizo del son de Matamoros”, concluye ese autor.
De hecho, la relevancia de Miguel Matamoros es tal en la música cubana que, para celebrar el Día del Son, se escogió la fecha del 8 de mayo por coincidir, ese día, los nacimientos del gran cantante Miguelito Cuní y del propio Matamoros.
Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.